Después de las confirmaciones en los últimos años de los nuevos proyectos de producción de los cuatro modelos eléctricos urbanos en las plantas de Seat Martorell y VW Navarra, de la adjudicación de la plataforma electrificada STLA Small a Stellantis Vigo y Zaragoza y de la VAN.EA a Mercedes Vitoria, de la reactivación de las antiguas instalaciones de Nissan en la Zona Franca de Barcelona, fruto del acuerdo entre Ebro y Chery, así como la asignación de un vehículo multienergía a Ford Almussafes que asegura su supervivencia, sin olvidar las gigafactorías del Grupo VW, Stellantis y Envisión, el fortalecimiento de la industria de automoción española en su transición hacia la electromovilidad sigue ganando enteros.
El protagonista ahora es la factoría de Renault en Palencia, cuyos planes con el VE están mucho más avanzados. Así, si en octubre de 2024 este medio informaba en primicia de que el grupo galo estaba programando el montaje de un SUV cero emisiones del segmento C desde 2028 con una cadencia estimada de 260.000 unidades, ahora los trabajos estarían más definidos y se concretan en producir tres coches, la segunda generación del Scenic E-Tech (finales de 2027-principios de 2028) y versiones del Austral y, probablemente, del Rafale —la primera con una diferencia de tres a seis meses sobre el Scenic y la segunda con esa misma demora sobre el Austral—, con un horizonte a futuro de un volumen de más de 220.000 vehículos.
«La catalana dibuja un gran porvenir, como acaba de confirmar el vicepresidente ejecutivo de Chery International, Charlie Zhan»
Un proyecto que se prevé implementar con las siluetas actuales híbridas que hace Palencia conviviendo dos años —toda una garantía de carga de trabajo por si la electrificación no responde del todo— y que pretendería dejar el centro con una configuración consolidada de tres turnos, aunque con el nocturno rebajado.
Junto a la planta de Renault en Palencia, está la de Ebro en Barcelona, que inició su actividad el 20 de noviembre de 2024 de manera tímida, con el ensamblaje del S700 de la firma española —ya se le han sumado el S800 y S400—, y que está acelerando para iniciar justo un año después la fabricación con CKD de los Omoda 5 y Jaecoo 5 eléctricos. La catalana dibuja un gran porvenir, como acaba de confirmar el vicepresidente ejecutivo de Chery International, Charlie Zhang, que señaló que se van a hacer inversiones «enormes» para que pueda alcanzar una capacidad productiva de 200.000 coches al año. Según el responsable del grupo automovilístico, que es el que aporta los modelos que se producen en la planta —los Ebro son en realidad coches de la marca Tiggo de Chery, y tanto Omoda como Jaecoo también pertenecen al gigante asiático—, para alcanzar ese volumen necesitarán contar con unos 3.000 empleados en la planta de Barcelona.
La decisión de Renault y de Chery demuestran que la apuesta que se lleva haciendo en estos últimos años por parte de empresas, sindicatos y administraciones para consolidar la industria de automoción en nuestro país es acertada y que hay que continuar por esta línea. Esta es la única receta para crear puestos de trabajo y crecimiento.