El Grupo Volkswagen va a descartar muy probablemente la decisión que había puesto encima de la mesa de traspasar una parte de los volúmenes anuales de los SUV eléctricos que fabricará la planta de Landaben (Navarra) a la de Martorell (Barcelona) dentro del proyecto Future: Fast Forward (F3), según han informado a La Tribuna de Automoción fuentes sectoriales.
Esta opción, que fue adelantada en primicia en la edición digital de este periódico el pasado 14 de septiembre, se contempló después de que Skoda desestimase producir una silueta de un urbano cero emisiones en el centro catalán como se había llegado a planificar, lo que implicaba un ajuste de entre 80.000 y 90.000 unidades al año.
Para compensar esta pérdida, el consorcio alemán y Seat, como líder de F3, determinaron que la solución sería una inyección de carga de trabajo desde las instalaciones navarras, concretamente de entre 40.000 y 50.000 todocaminos por ejercicio de los dos que empezará a ensamblar en 2026, uno para la marca checa y otro para VW. Esta cifra, a priori, sería la que la factoría de Landaben no podría asumir funcionando con un esquema de actividad de lunes a viernes, con el que su capacidad productiva está tasada en unos 310.000 coches, de acuerdo con los cálculos del constructor.
Ante la transferencia planteada, que en estos momentos estaría cuantificada en alrededor de 70.000 vehículos, el Comité de Empresa navarro se mostró muy crítico, porque, a su juicio, para conservar el tamaño de plantilla actual se requiere una producción mayor, de entre 340.000 y 350.000 automóviles, una cantidad que los sindicatos habían «firmado» en 2016 como horizonte de futuro en el acuerdo laboral para la llegada del Taigo.
Inversión demasiado elevada para fabricar los SUV eléctricos en Martorell
La probable marcha atrás del traspaso de los SUV se enmarca dentro de los análisis continuos que realizan el Grupo VW y Seat sobre los volúmenes de eléctricos que se ensamblarán en ambas plantas. La proyección inicial fijaba que, a finales de década, se harían 800.000, de los cuales 500.000 corresponden a Martorell —montará el Cupra Raval y el VW ID.2— y 300.000 a Landaben.
En estos estudios se está considerando, lógicamente, la evolución que está experimentando el mercado de VE en Europa, así como el posible impacto comercial que podría tener el encarecimiento de los vehículos por el incremento del coste de las materias primas.
No obstante, la razón fundamental para abortar el movimiento de carga de trabajo sería la «fuerte inversión» que habría que implementar en Martorell, de «más de un centenar de millones», para ejecutar una serie de adaptaciones, principalmente, en chapistería y en pintura. Este desembolso, según fuentes del sector, no se justificaría para unos volúmenes que podrían recibirse durante solo unos pocos años.
En caso de que el centro catalán sea descartado, el Grupo VW «podría buscar otra alternativa, quizá en la fábrica portuguesa de Palmela o en alguna alemana».
Ante la posibilidad de que se ejecutase la transferencia de los todocaminos, los sindicatos de Seat llegaron a plantear al fabricante que si se acababa materializando y ello suponía impedir la implantación de la segunda plataforma de vehículo eléctrico que reclaman —para modelos del tamaño del León y del Formentor—, preferían que no se llevase a cabo el movimiento.
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