La Comisión Europea comunicó su propuesta para actualizar los objetivos de emisiones del transporte pesado —camiones y autobuses—, encabezada por una reducción al 90% en 2040, en comparación con los niveles de 2019. Esta se alcanzaría de forma gradual, fijando, primero, una rebaja del 45% al final de esta década y, después, una del 65% en 2035. Por lo tanto, a diferencia de los vehículos ligeros —coches y furgonetas— no habrá una descarbonización al 100%, salvo en un supuesto. Y es que, para ayudar a esta aun así ambiciosa hoja de ruta, Bruselas planteó que todos los buses urbanos sean cero emisiones en 2030.
Ante esto, el presidente de la división de Vehículos Comerciales de ACEA, Martin Lundstedt, aseguró que los fabricantes «están listos» para el reto, pero a su vez alertó de que «se necesita ambición de los políticos para garantizar que los demás agentes también lo están». Por otro lado, la secretaria general, Sigrid de Vries, afirmó: «El reto es enorme, pues la infraestructura para los camiones es casi inexistente. Nos preocupa que solo los constructores enfrenten penalizaciones si otras partes no cumplen su papel para hacerlo posible».
Por su parte, su homólogo en Clepa, Benjamin Krieger, celebró «la diversidad tecnológica» de la propuesta de reducción de emisiones en camiones y autobuses, al no fijarlo al 100%, pero pidió renunciar al objetivo de 2030, pues…
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