El ex primer ministro italiano, Enrico Letta, apuntó hoy, durante la segunda jornada del Congreso de Faconauto, que la Unión Europea debe buscar nuevas integraciones sectoriales, no solo la monetaria con el Euro, y que entre estas debería estar la energética, la defensa militar, pero, sobre todo, la industrial, especialmente la del automóvil ante la llegada del eléctrico, en la que deben quedar claros los costes colectivos y el reparto de estos «para evitar resistencias de grupos, porque hoy es el agrícola pero mañana puede ser el automóvil».
El político trasalpino señaló que los países del Viejo Continente deben dar un paso adelante si no quieren quedarse como «un destino turístico» y que han de «recuperar inversiones en sectores estratégicos, especialmente tras generar una dependencia industrial de China, energética de Rusia y financiera de Estados Unidos».
Letta consideró que debe hacerlo de forma conjunta, «evitando los 28 regímenes legales que hay en Europa —a la Unión Europea añadió el Reino Unido—, a los que hay que sumar competencias regionales como pasa en España». Porque, entiende, que «esto lastra la competitividad, principalmente para las pequeñas y medianas empresas. Se necesita mayor claridad legal y eliminar la burocracia entre países», apostilló, añadiendo que el resultado sería «una mayor eficiencia».
Importancia de un plan industrial comunitario
El ex primer ministro consideró necesario el diseño y ejecución de planes industriales a nivel continental, con un equilibrio entre el norte y el sur, con políticas unificadas: «Solo de esta manera se conseguirán empresas globales para competir con Estados Unidos y China. En caso contrario, seremos una colonia», sentenció.
Por ello, requirió una inversión público-privada, con una estrategia común, una financiación más simple y eficiente, también en las ayudas estatales de cada Gobierno. Y sostuvo que no hay discusión sobre si habrá una transición industrial, verde y digital, entre ellas la automovilística, «sino cómo se hará». Es «una oportunidad para el sector y puede posicionar a España como líder mundial». Recordó que «tendrá costes pero hay un gran potencial de desarrollo. La electrificación asegura competitividad y empleo».
Y aludió a que el modo de hacerlo generará «un debate político importante. Ha habido discusiones al respecto, por ello, es importante trasladar a los ciudadanos que habrá un coste colectivo elevado», expuso. Por ello, consideró que «el modo en el que se comunique debe ser claro y transparente, cómo se financiará, quién asumirá los costes, los sectores implicados, porque si no, se verá obstaculizado y habrá resistencia de diferentes grupos», remarcó.
Ante esto, «valoró en 800.000 millones la inversión anual para esta transición industrial».