El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, continúa con su agenda internacional y viajará a China del 7 al 12 de septiembre, según anunció el viernes La Moncloa. Entre otros aspectos, el motivo de la llegada del líder del Ejecutivo al país asiático es el de buscar empresas de la automoción que inviertan en España, según han informado fuentes del sector a este periódico.
A este viaje se unirá Francisco Riberas, presidente de Sernauto y Gestamp, que aprovechará la ocasión para intervenir en el IX Foro España-China. Este evento, organizado por la Fundación Consejo España China, con el directivo madrileño como presidente, y por la Asociación para la Amistad del Pueblo Chino con el Extranjero, no se celebra desde 2015 y fue concebido en 2003 para establecer el diálogo entre las sociedades española y china.
Por otro lado, desde el fabricante de componentes metálicos informan de que Sánchez tiene previsto visitar varias empresas españolas del polígono de Kunshan (cerca de Shanghái), entre ellas la planta de Gestamp, que tiene una trayectoria destacada en China. Iniciaron sus operaciones en el año 2007 y en la actualidad tiene presencia en el país con 13 plantas de producción y dos centros de I+D. Además, trabajan para la mayoría de los fabricantes, tanto locales como internacionales, indican desde la empresa de componentes.
Asimismo, a los foros, que tendrán lugar en ciudades como Pekín y Shanghái, acudirán otras compañías españolas, como es el caso de Antolin. Fuentes de esta entidad han señalado a esta publicación que será el propio presidente, Ernesto Antolín, el que asista. El fabricante burgalés tiene tres oficinas comerciales y 25 plantas de producción en este país.
Sin electrificación se escapa el talento
Por otro lado, el nuevo presidente de Anfac, Josep María Recasens, Sánchez, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, y el secretario de Estado de Asuntos Económicos y G-20, Manuel de la Rocha, se reunieron ayer para asentar las bases de la nueva relación entre el Gobierno y la Asociación. En general, «hubo buenas impresiones, y un buen feeling entre ambos», informan desde la asociación.
Además, aprovecharon la coyuntura para trasladarle al Gobierno las preocupaciones del sector. Por un lado, indicaron que si los fabricantes no llegan a las ventas de vehículos electrificados no se podrán cumplir los objetivos de emisiones, lo que conllevará el pago de multas. En este sentido, explican que actualmente la normativa europea establece un mínimo del 22% de vehículo electrificados, sin embargo, España «no llega ni de lejos». Y es que las ventas de este tipo de coches cayeron en un 18,6% en agosto, con un total de 6.105 y situó a este mercado —sumando eléctricos puros e híbridos enchufables— en el 9,66% sobre el total, 1,4 puntos menos que en el mismo período del año pasado.
Por otro lado, indican, que no situar a España como el motor del cambio en movilidad no solo implica perder capital y potencial a nivel de fabricación, siendo nuestro país el segundo productor europeo y octavo del mundo, sino de talento y riqueza. Si se apuesta por lo electrificado, aseveran se podría atraer start-ups y personal que desarrolle la tecnología necesaria y puntera del VE. Si se deja pasar esta oportunidad, estas empresas se irán a otros países, señalan desde Anfac.
Institucionalidad y ‘buena voluntad’
A pesar de ser una reunión institucional y de presentación, desde la patronal se muestran esperanzados y ven que existe una buena voluntad por parte del Gobierno. «Por eso existe el Perte en todas sus variantes», aseveran. No obstante, desde el sector se muestran preocupados, ya que probablemente haya una prórroga de los presupuestos generales del Estado, ya que no hay una mayoría suficiente para sacar unas nuevas cuentas en el Congreso de los Diputados. Esto implicaría una redistribución del capital, que podría afectar negativamente al automóvil.
Finalmente, Anfac asegura que la única forma de conseguir la transformación de la movilidad en España es coordinándose para que exista la infraestructura de recarga necesaria en el país. Además de abogar por la colaboración público-privada. Algo con lo que el ministro de Industria, Jordi Hereu, está de acuerdo. «Hay que trabajar en un horizonte compartido entre política pública y los sectores industriales y ver qué tipo de industria queremos tener», afirmó ayer durante el encuentro.
