Estados Unidos quiere seguir desafiando a China en el campo de los vehículos autónomos y conectados. Para ello, la administración del presidente Joe Biden va a poner límites a las ventas de software procedente del gigante asiático. Estas restricciones derivan de una investigación sobre los riesgos de ciberseguridad, que se iniciaron en marzo. Además, como manera de aumentar la presión, la intención del actual mandatario estadounidense es implementarlas durante este mes, informó Bloomberg a principios de agosto.
Además de querer plantar cara a China de forma directa, esta medida pretende abordar las preocupaciones de seguridad planteadas por la nueva generación de coches inteligentes. Esto implicaría restricciones al uso y las pruebas de la tecnología china para vehículos autónomos, según fuentes cercanas al Gobierno. En este sentido, muchos de los coches actuales —tanto eléctricos como gasolina— están equipados con dispositivos que los conectan a Internet, lo cual les convierte en potenciales víctimas de hackeos y robo de información.
Una China fuerte frente a un EE UU debilitado
China se ha convertido en líder del sector de los vehículos eléctricos y los componentes para coches inteligentes, en parte gracias a las amplias subvenciones y ayudas públicas. En este sentido, BYD vendió más vehículos eléctricos que Tesla en el cuarto trimestre del año pasado. Además, los fabricantes mundiales dependen cada vez más de los proveedores chinos para la tecnología necesaria para los coches conectados.
Las empresas automovilísticas chinas tienen una presencia limitada en Estados Unidos debido a un arancel del 27,5% introducido bajo el mandato del expresidente Donald Trump, el cual Biden anunció que aumentaría a más del 100% en mayo. Las restricciones, que serán aplicadas por el departamento de Comercio, pretenden impedir que las empresas chinas recopilen datos sobre los conductores y que los envíen al país asiático. Las normas también impedirán a los proveedores afianzarse en el país, lo que le daría tiempo a la industria automovilística estadounidense para construir su propia cadena de suministro de vehículos conectados.
La propuesta puede incluir un período de introducción gradual para permitir a los fabricantes de automóviles encontrar nuevas fuentes nacionales o suministros de los socios comerciales de EE UU, según informaron fuentes cercanas a Bloomberg. No obstante, subrayaron que los planes aún no son definitivos.
El subsecretario de Industria y Seguridad del Ministerio de Comercio, Alan Estévez, adelantó las posibles medidas en una conferencia celebrada en julio y confirmó que tanto el software como los componentes de los vehículos eran objeto de estudio y que tenía previsto publicar sus conclusiones a finales de agosto.