La producción en España sigue lastrada por la escasez de chips, y los resultados de noviembre son la mayor muestra de ello. Si en los meses anteriores las cifras ya auguraban un cierre de año muy complicado, las 193.449 unidades matriculadas en este suponen un importante retroceso del 28% respecto a 2020.
De hecho, las 1.950.729 siluetas del acumulado también dejan una estampa muy negativa, pues teniendo en cuenta que, pese a que durante el curso pandémico las fábricas cerraron durante semanas, este guarismo sigue siendo un 5,8% inferior al de hace un ejercicio, según datos de Anfac. Una situación que, según la patronal de los constructores, no mejorará “al menos hasta mediados de 2022”.
Segmentando por tipología, los turismos y todoterrenos se quedaron en 155.724 modelos, cayendo un 27%; mientras que los comerciales e industriales cuantificaron 37.725 vehículos, lo que se traduce en un -36,1%.
En el terreno de la propulsión, destacan los descensos de los automóviles de cero y bajas emisiones, que notifican un -18% con 23.966 coches entre eléctricos, híbridos enchufables, híbridos convencionales, GNC, GNL y GLP —en el total del año, llegan a los 225.915—. Eso sí, su peso en el mercado se mantiene, representando uno de cada diez fabricados, con un 11,6% de la cuota de producción.
Las exportaciones también caen
Respecto a lo enviado fuera, los cálculos tampoco mejoran. Las 169.197 ventas al exterior realizadas en noviembre dejan una caída del 26,8% respecto a 2020, y en el acumulado, las 1.692.942 operaciones representan un -4,8%.
Los lugares de envío de las exportaciones nacionales dejan un escenario preocupante, pues los destinos dentro de Europa, que normalmente representan un 71% de las compras, se queda únicamente en el 26,7%, con Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Turquía como objetivos principales.
