El Citroën C3 Aircross ha experimentado un restyling que le hace parecer más adulto —acorde a la media de edad que lo compra de 52 años—, de un gusto más general, de la misma forma que en su momento ocurrió con el C4 Cactus, con este cambio de diseño, la marca de los dos chevrones quiere que pase del actual noveno o décimo puesto de la lista de los B-SUV a colocarse entre los cinco primeros.
La mejor posición en el segundo segmento más vendido de España, que ya supone el 24% del share, también debería impulsar al fabricante galo a ocupar una de las cuatro posiciones en España, algo a lo que sin duda ayuda el hecho de tener una implantación enorme en nuestro país, ya que sus modelos se producen en tres fábricas locales. Un caso único, después de que, precisamente, el C3 Aircross se empezara a producir en Figueruelas el 17 agosto de 2017, donde se sigue produciendo esta segunda entrega, que se exporta a 55 países, entre los que se encuentra Japón. En total, se han vendido 340.000 unidades en Europa, de las que 41.000 se quedaron en España.
Con un aspecto más serio y afilado, según el jefe de Producto del SUV, Carlos Rodríguez, a lo que hay que sumar, entre otras mejoras, un incremento del tamaño de la pantalla interior, que pasa de ser de siete a nueve pulgadas, ya se puede encontrar y adquirir en algunos concesionarios, desde 16.290 euros o bien 125 euros al mes, si bien llegará de forma generalizada el 23 de junio y la campaña de lanzamiento arrancará en julio. Sin embargo, ya llevan 1.700 pedidos registrados.
Cuatro motores
Sin previsión de electrificarse, se sigue ofreciendo con cuatro tipos de motores de los que los dos menos potentes de cada combustible se ofrecen con cambio manual y los dos más potentes con caja automática. En gasolina, están las opciones PureTech 110 y 130 y en diésel BlueHDI 110 y 120 CV, aunque solo el 30% de los compradores opta por el gasoleo. En cuanto al nivel de acabado, se puede optar entre Live, Feel, Feel, Shine y Serie Especial C-Series.
El hecho de ser Made in Spain, ha llevado a Citroën a lanzar un paquete con este nombre, que incluye tres años de garantía o 100.000 kilómetros; un sistema de asistencia premium; la opción de cambiarlo a los seis meses, con un máximo de 10.000 kilómetros y ventajas en la financiación.
Sensaciones de conducción
Esta publicación ha probado las dos opciones de 110 CV con acabado Shine y lo cierto es que responden muy bien, recuperando rápido el par motor, sin la necesidad de revolucionar en exceso el motor. En las curvas cerradas vira solvente y su sistema de amortiguación y la ligereza lo convierten en un coche divertido en calzadas complicadas.
Sin embargo, cuando se quiere rodar con tranquilidad es innegable el confort de los asientos más mullidos que suele ofrecer Citroën, con su napa de alta densidad y una espuma de 1,5 centímetros de espesor. Como única pega, tal vez el sistema de aire acondicionado no es del todo eficiente y hay que subir en exceso su funcionamiento lo que provoca un exceso de rumorosidad en el habitáculo.
Cómodo y personalizable
En cualquier caso, hay que reseñar que en conjunto es un coche cómodo y atractivo con su diseño más maduro, pero sin perder la originalidad del fabricante galo, que ofrece una relación tamaño espacio interior óptima, ya que con sus 4,16 metros ofrece un maletero de 520 litros.
Otra baza positiva es que es un coche muy personalizable, con siete colores exteriores —entre los que hay tres nuevos—, cuatro packs de color interior, que combinan con los retrovisores, y dos de colores de techo. En total cuenta con 70 combinaciones posibles.
