viernes, 18 de abril de 2025 - 9:31:53
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Radiografía al mercado

El cierre anual del mercado automovilístico español es noticia mediática de un día: el que se conocen los resultados. Todos nos quedamos con la dermis de la criatura. Para este año tocaron 1.016.885 turismos, cifra totémica por la vuelta a los siete dígitos, frontera de la estabilidad. Acompañándola, un crecimiento del 7,1 %, evolución positiva,

El cierre anual del mercado automovilístico español es noticia mediática de un día: el que se conocen los resultados. Todos nos quedamos con la dermis de la criatura. Para este año tocaron 1.016.885 turismos, cifra totémica por la vuelta a los siete dígitos, frontera de la estabilidad. Acompañándola, un crecimiento del 7,1 %, evolución positiva, tras tiempos de zozobra, pandemias e inflaciones mediante. El comercio automovilístico español ha pasado la revisión anual en consulta y los médicos de cabecera diagnostican la normalidad en el estado de salud del paciente, pese a ciertos achaques a la vista.

Las personas, cuando toca visita sanitaria, nos conformamos con ese veredicto de urgencia del doctor, que es para lo que va preparado el estado de ánimo. Una rutina sin más. Pero, a veces, el organismo demanda sondeos como las pruebas clásicas de la radiografía o la analítica, para mirarnos por dentro y asegurarnos de que en esas entrañas nada o poca cosa altera el primer vistazo al cuerpo. Las estadísticas mercantiles del automóvil se atienen a esta secuencia sanitaria, pues al fin y al cabo, las matriculaciones no dejan de ser esa cita industrial periódica en forma de alegoría sanitaria.

No hay duda de que en los departamentos mercadotécnicos de sector y marcas, los números se desentrañan hasta las últimas consecuencias. La salud del negocio va en esa vigilancia. Pero fuera de esos ámbitos, el usuario se queda con la materia numérica flotante, y se le silencia si el colesterol o los triglicéridos de su segundo bien de consumo más importante están fuera de control. Es buena práctica tomarse más en serio a los destinatarios de los mensajes.

La analítica y la radiografía de los adentros del sector no dan para diagnosis alarmantes, pero sí habrá que poner cuidado en algunas rúbricas que coquetean con los límites

Por ejemplo, una cosa que ha llamado la atención en las matriculaciones del último ejercicio es la solidez de los liderazgos individuales. En marcas, Toyota es campeón liguero desde la mitad del ejercicio. 95.614 unidades, frente a las 66.905 del segundo, Volkswagen, indicativo de que la apuesta de la firma japonesa por su gama híbrida, responde a las inquietudes clientelares por la conservación medioambiental sin los saltos al vacío de alternativas más extremas.

Si de modelos se trata, el Dacia Sandero, con su registro de 32.994 matriculaciones, deja muy lejos las 22.129 de su seguidor, el Toyota Corolla. De aquí se deduce el sempiterno poder del precio en el hábito de compra. La marca rumana del Grupo Renault ya no se identifica con el saldo de almacén, pero no ha perdido el atractivo de identificarse con una relación calidad/precio todavía competitiva. Ambas magnitudes están en visible alza.

Entre las diez primeras firmas del mercado, las diferencias entre el segundo y el décimo se saldan por diferencias de poco más de 20.000 unidades, un margen digno de estudio frente a las casi 30.000 de separación entre el primero y el segundo. La misma correlación, en distinta escala, se da en el ránking entre modelos.

No hace una década, las marcas líderes en matriculaciones respondían a la categoría de fabricantes, aunque en la clasificación de modelos una porción muy importante eran importados. En 2024, entre los diez primeros, solo figuran con fábrica en suelo patrio, Volkswagen, Seat, Renault y Mercedes. Ford y Citroën, líderes en su día, llevan tiempo desaparecidas. El resto son importadores netos de firma y producto.

A mediados de la década 2010-2020, la producción automovilística española lanzaba el desafío de montar tres millones de unidades, algo que estuvo a punto de conseguirse un par de ejercicios. El año pasado contabilizó 2,3 millones y evolución a la baja, leve, pero con vocación estructural. Esa influencia en el mercado, ¿es antes causa que efecto, o a la inversa? El mercado avisa a la industria.

El sector ha fabricado placebos para el mercado. Queda visible en las matriculaciones entre convencionales, y lo que en cajón de sastre, se llama resto, un totum revolutum, una homogeneidad heterogénea de eléctricos, híbridos enchufables, gas, híbridos puros e hidrógeno (irrelevantes por ahora). Con el trampantojo parece claro que se quiere esconder el patinazo administrativo y sectorial con la apuesta de los eléctricos, cuya cuota de mercado alcanzó el año pasado un 5,36 %, a todas luces, desilusionante cuenta de la lechera.

La analítica y la radiografía de los adentros del sector no dan para diagnosis alarmantes, pero sí habrá que poner cuidado en algunas rúbricas que coquetean con los límites.

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