Audi finalizó 2023 con unas ganancias netas de 6.260 millones de euros, un -12,03% por debajo del año previo, a pesar del aumento de las ventas en un 17,1%, hasta las 1.918.912 unidades (de ellas 1.895.240 son de la marca alemana, +17,4%). Una cifra especialmente impulsada por la alta demanda del Q5 (334.480 entregas), el A6 (257.111) y el Q4 e-tron, que dobló sus matriculaciones desde el curso previo (125.441). Asimismo, el resultado operativo de la firma de los cuatro aros fue de 6.280 millones (-17,6%).
Desde la marca, achacan este descenso a las dificultades del mercado, el aumento de la competencia (especialmente en China), la subida de los costes de materiales y al inestable clima económico. Se trata de una tendencia que están sufriendo las marcas premium, afectadas por la inversión que supone el proceso de electrificación.
No obstante, lograron unos ingresos totales de 69.865 millones, un 13,1% más interanual. En cuanto al flujo de caja de fue de 4.740 millones de euros y su margen operativo de 9%, perdiendo 3,3 puntos porcentuales desde 2022. En cuanto a la producción fue de 1.956.000 vehículos.
Planes específicos para China y Norteamérica
Desde la compañía afirman que trataran de sobreponerse a estas bajadas centrándose al mismo tiempo a corto y a largo plazo y siguiendo el rumbo de su agenda, además de mantenerse enfocados en productos y tecnología, con la calidad en el punto de mira, además de en el modelo de marca. También, planean diseñar planes específicos para las áreas de China, donde lanzará tres modelos exclusivos para este mercado, y Norteamérica y mantener el foco en su estrategia de electrificación e innovación.
Así, proyectan para 2024 ingresos entre 63.000 y 68.000 millones de euros, con un margen operativo entre el 8 y 10% y un flujo de caja entre 2.500 y 3.500 millones de euros.
