A pesar de que según su plan de electrificación Vorsprung 2030 (presentado oficialmente en agosto de 2021) disponía el 2026 como el año a partir del cual Audi solo lanzaría nuevos coches eléctricos y los de combustión se dejarían de producir gradualmente hasta 2033, durante la presentación de resultados de la marca de los cuatro aros, su CEO, Gernot Döllner, afirmó que van a apostar por una postura más flexible en la transición hacia los VE. Es por esto que se desplegarán nuevos modelos (probablemente restyling) tanto térmicos como híbridos enchufables en 2026 y 2027, de forma que puedan responder a las fluctuaciones del mercado.
La firma busca rejuvenecer y enriquecer su porfolio, motivo por el que van a lanzar 20 vehículos eléctricos hasta finales de 2025, de los que han revelado hasta ahora el Q6 e-tron (cuya premiere mundial tuvo lugar ayer), el A6 e-tron, el A5 y el Q5, todos ellos con su nueva Plataforma Eléctrica Premium (PPE), desarrollada junto con Porsche, la cual les permite reducir costes y aumentar un 30% el rendimiento del vehículo. Además, con la misma arquitectura planean ofertar tres modelos específicos para China.
«Nos estamos posicionando para el futuro económica, tecnológica y estratégicamente, y estamos poniendo nuestros nuevos productos en la calle uno por uno. La base es una agenda vinculante centrada en nuestras áreas clave de actividad: desempeño financiero, productos excelentes y una estructura corporativa flexible y ágil. De esta manera, estamos acelerando la transformación en un entorno económico desafiante», afirmó Döllner.
El Programa de Desempeño 14
Por su parte, el director financiero de Audi, Jürgen Rittersberger, explicó que en la transformación que se avecina en los próximos años es necesario que haya un marco de finanzas sólidas, por lo que han lanzado el Programa de Desempeño 14, con el fin de asegurar su rentabilidad. Y es que, a largo plazo, tiene como objetivo lograr un margen operativo del 14% —en 2023, finalizó con un 9%, frente al 12,2% de 2022—.
Esto se produciría de una forma gradual, de manera que en el corto plazo dicho porcentaje se sitúe entre el 8% y el 10%, en el medio plazo pase al 12% y finalmente, en el largo llegue al hito deseado. Para ello, esta estrategia se centrará en analizar y reducir los costes y aumentar la flexibilidad dentro de la producción.