El 27 de julio tuvo lugar una reunión entre United Auto Workers (UAW) y Stellantis, con el fin de llegar a un acuerdo antes del vencimiento, el 14 de septiembre, de los actuales contratos que han estado en vigor los últimos cuatro años. Este encuentro fue considerado por parte de la franco-ítalo-americana como «muy productivo». Sin embargo, los últimos acontecimientos muestran que los representantes de los trabajadores no comparten esta visión.
Durante un directo en redes sociales, el pasado día 8, Shawn Fain, presidente del UAW, expresó que consideraba las propuestas de la empresa como «una bofetada en la cara», además de arrojar a la basura una copia del documento que las recogía porque «ahí es donde pertenece, porque eso es lo que es», tal y como reiteró.
Y es que, al parecer, Fain considera inaceptables las numerosas concesiones que la matriz de Chrysler plantea en las conversaciones laborales, entre las que se encuentran, según el sindicalista, recortes a la cobertura de atención médica, menos días de vacaciones para los nuevos trabajadores, recortes a las contribuciones de los empleados y levantar un límite en el número de empleados temporales.
De acuerdo con el UAW, Stellantis también se opone al fin de los salarios de dos niveles, por los que los nuevos empleados cobran menos que los trabajadores veteranos. Además, Fain contrarrestó las declaraciones de la multinacional, aseverando que «no está buscando un acuerdo de concesión».
Costes laborales «insostenibles» según Stellantis
El documento del consorcio busca reducir el ausentismo, que cuantifican en la pérdida de la producción de más de 16.000 vehículos o 217 millones de dólares (196,9 millones de euros) en ingresos perdidos, tal y como reporta Reuters.
El conglomerado también pretende reducir el coste de las pensiones y la atención médica, amparándose en las consecuencias de los reglamentos gubernamentales de vehículos eléctricos, por los que «es imperativo que encontremos formas de reducir la estructura general de costos fijos de nuestro negocio». Del mismo modo, Carlos Tavares, CEO de Stellantis, advirtió que un cambio rápido a hacia la nueva movilidad va «más allá de los límites» de lo que los consumidores pueden asumir.
«A medida que nos embarcamos en este viaje hacia la electrificación, constantemente se nos presenta el mismo guion de las compañías; que debemos seguir siendo ‘competitivos’, que no es más que una carrera continua para pagar salarios de pobreza», rebatió Fain, en un comunicado el miércoles.
El precio esperado por el consorcio en la atención médica de los empleados en los próximos cuatro años es de 613 millones de dólares (556,13 millones de euros) y el de las pensiones ascendería a 1.000 millones de dólares anuales (907 millones de euros).
Por su parte, el medio Autonews habló con expertos que calculaban los gastos para los tres grandes de Detroit de las peticiones del sindicato entre 45.000 millones y 80.000 millones de dólares al año, lo que amenazaría su viabilidad futura, como señaló anteriormente General Motors. De igual forma, casi se triplicarían las tarifas laborales, llegando a más de 150 dólares por hora y por empleado en las tres compañías.
