Seat, como líder del proyecto de electrificación del Grupo Volkswagen en España, ha retrasado el comienzo de las obras de adaptación de la factoría de Martorell (Barcelona) para acoger la producción de los denominados small BEV del consorcio, que, en su caso, serán el Cupra Raval y un modelo equivalente para la marca VW, según han informado a La Tribuna de Automoción fuentes del sector conocedoras de los planes industriales de la compañía.
En la hoja de ruta inicial, el fabricante español, encabezado por Wayne Griffiths, tenía previsto que la transformación arrancase en la línea 1 en la primera semana de abril de 2024, trasladando los coches allí montados (Ibiza y Arona) a la 3 (Audi A1). Sin embargo, los trabajos, que tendrían una duración aproximada de un año y cuatro meses, «han visto dilatado su punto de partida hasta la semana del 17 de junio de ese mismo año», es decir, unos dos meses y medio más tarde.
Este aplazamiento, por el momento, no se ha traducido en una demora en el lanzamiento de la producción de los urbanos cero emisiones, que está fijado en el calendario del proyecto en septiembre de 2025 para el modelo de Cupra y hacia finales de ese mismo año para el de VW, según aseguran fuentes sectoriales.
Es más, tal y como ha podido saber La Tribuna de Automoción, todos los procesos de ofertas para adjudicar las piezas de los coches a los proveedores siguen los plazos marcados, a pesar de que las voces consultadas reconocen que existen «unos pequeños problemas» con el desarrollo de la iniciativa industrial del consorcio germano.
A partir de la remodelación de la línea 1, el siguiente capítulo en las obras tendría lugar en la 3 hacia mediados de 2026 —siempre, según el calendario inicial— sin que la empresa haya concretado la duración. Finalmente, se transformará la segunda cadena, que ensambla el León y Formentor, dos coches de mayor tamaño y cuyo ciclo de vida termina entre 2027 y 2028.
«Riesgo real» de un retraso en la llegada de los coches eléctricos
Aunque por ahora no se haya modificado el inicio del ensamblaje de los small BEV, que en el caso de la planta de Landaben (Navarra) son, primero, un SUV de VW desde 2026 y, unos meses más tarde, otro de Skoda, «existe un riesgo» en estos momentos de que sí se dilate, de acuerdo con fuentes del sector. Estas sitúan como causa los problemas que está teniendo la corporación alemana con el desarrollo del software de su futura gama de vehículos a través de la división Cariad, y que fueron determinantes para el cese del anterior CEO, Herbert Diess.
El nuevo número 1 del constructor, Oliver Blume, al asumir el puesto en septiembre del año pasado colocó este tema entre sus principales prioridades para darle una solución. Tras varios meses de introspección, se ha marcado otro plan de trabajo, que implica una reorientación de la estrategia, buscando socios externos y aplicando como máxima la eficacia de los proyectos, con el fin de dejar atrás los sobrecostes que se estaban acumulando.
Este marco de actuación va a significar la demora de iniciativas de calado, como la de Trinity, el sedán con el que se inauguraría la plataforma SSP sobre la que se fabricarán las nuevas generaciones de los modelos eléctricos del constructor de todos los segmentos y marcas. Inicialmente, su llegada se fijó para 2026, pero podría postergarse al menos dos años, según Bloomberg.
CONTENIDO EXCLUSIVO PARA SUSCRIPTORES
Accede al artículo completo adquiriendo la edición digital de La Tribuna de Automoción o suscríbete al periódico durante un año para tener acceso a todos los contenidos. Si ya eres suscriptor, utiliza tus claves para disfrutar de la mejor información del sector.
