El secretario general de la Asociación Española de Concesionarios de Mercedes-Benz, Borja Llordén, ha declarado que el sector de la distribución y la reparación si cuestiona y discute, en estos momentos, la dirección de la transformación hacia la electromovilidad que ha sido consensuada por todos los países europeos y en la que los fabricantes de vehículos están invirtiendo «cantidades ingentes de dinero» se «está perdiendo el tiempo», de modo que la reflexión que se debería de hacer es si como empresas «hemos tomado las medidas adecuadas para afrontar el mayor reto tecnológico que hemos vivido en los últimos 40 años».
En una jornada organizada esta mañana por Ganvam, en colaboración con la consultora NTT Data, bajo el título Movilidad: realidad, mitos y mentiras, el directivo, al que le acompañaron en la mesa redonda el director general de Anfac, José López-Tafall, el presidente de la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER), José Martín Castro; y el director general de Aedive, Arturo Pérez de Lucia, reconoció ser «bastante autocrítico con mis propios concesionarios», considerando que «desde la red, incluso desde los talleres, la actitud hacia el cambio de tecnología no ha sido la adecuada desde el principio», porque «hay una resistencia enorme para afrontarlo», cuando es un hecho «dado que viene».
En su lugar, ha defendido que se asuma como «una realidad» y que es fundamental que en los presupuestos de cada distribuidor, y «ahora estamos en la época de definir los de 2023», se marque «una estrategia para indicar la dirección que se va a seguir a los empleados», reservando «un dinero para adaptar las instalaciones o los equipos comerciales a la transición que experimenta el sector».
Sobre el papel de los vendedores respecto a los clientes, explicó que si se hace un ejercicio de mistery shopping se evidencia que estos profesionales conocen todos los detalles y especificaciones de los coches de combustión, pero, al contrario, con los eléctricos «no salimos de la autonomía».
Además, censuró que los concesionarios están «argumentando desde el miedo». «Vas a un punto de venta ahora mismo y la gente no cierra un pedido porque no sabe qué hacer; se le está contando que si puede o no entrar en las ciudades, que el diésel lo van a prohibir,…», apostilló, siendo crítico, por ejemplo, con los establecimientos periféricos de Madrid, a menos de 300 km, que están diciendo en ocasiones a los compradores que no se puede entrar con ciertos modelos en la M30 y «es mentira», ya que con «un vehículo de gasóleo de 2022 se puede acceder perfectamente, otra cosa es en Madrid Central».
Frente a este contexto, comentó que el coche eléctrico tiene «muchos alicientes, un valor añadido tremendo y que la experiencia para los usuarios tiene cosas más atractivas que con los térmicos».
La red de concesionarios, una ventaja competitiva
Otro de los panelistas de la mesa redonda, José López-Tafall, como representante de la patronal de los fabricantes de vehículos, indicó que actualmente la «presión política externa mete celeridad» en la transformación que vive el sector, que «genera cambios en la manera de fabricar y vender». En este sentido, advirtió de que «si se piensa que el modelo no cambia, significa la principal apuesta por el fracaso». «Hay que ponerse las pilas y lo que no es inteligente es quedarse quieto», puntualizó.
En su opinión, las redes, «con el formato que tengan» —sea de distribución selectiva o de agencia—, son «una ventaja competitiva», añadiendo que «hay agentes que están entrando en Europa sin ella y, quizá, lo hacen simplemente porque no la tienen».
Reforzando la idea de la necesidad de los concesionarios, el presidente de la AER, José Martín Castro, señaló que para el renting, que actualmente acapara un 26% de cuota de mercado, son «esenciales, porque su oferta de servicios técnicos es muy profesional». Asimismo, remarcó que estos negocios evolucionarán hacia «unir lo digital y lo físico».
Por su parte, el director general de Aedive —la organización que integra la cadena de valor del vehículo eléctrico—, Arturo Pérez de Lucia, aseveró que «como clientes queremos el contacto físico, soluciones, servicios para cubrir necesidades de movilidad, un acompañamiento de información», y eso lo tienen que facilitar los distribuidores.
«No veo riesgo de que la red pierda protagonismo», prosiguió Llordén, que insistió en que el problema, como respaldaron sus compañeros de panel, es «quedarse quieto, no identificar las oportunidades y no verlas en las potenciales amenazas». «La nueva movilidad se basa en la flexibilidad de pago, no de uso, la gente no aspira a compartir coche, sino a que no le ate financieramente», remachó.
El representante de las concesiones de Mercedes-Benz destacó, igualmente, que «los servicios digitales son una oportunidad para la red y las marcas, y tienen mucho recorrido, pero la pregunta sería cómo los puntos de venta son capaces de obtener un margen por su comercialización», cuando estos «están conectados directamente con los fabricantes».
