Después de que Saint-Gobain anunciara el pasado 2 de junio su intención de despedir a 93 trabajadores de su división de Sekurit, dedicada a la fabricación de componentes para la automoción —42 en Avilés, 43 en Arbós y ocho en sus oficinas centrales—, se dio inicio a una serie de reuniones entre la compañía y los sindicatos que se prolongaron durante todo junio y la primera semana de julio. Como telón de fondo, ha estado presente una huelga programada desde el 19 hasta el 8 de este mismo mes y que logró un gran seguimiento, no solo por parte de Sekurit, sino por todos los trabajadores de ambas plantas.
Durante sus últimos encuentros de junio, la compañía ofreció varias posibles soluciones, como prejubilaciones con compensaciones que permitieran cobrar el equivalente a una pensión completa, bajas voluntarias con una remuneración equiparable a un año de sueldo o incluso reubicar a los empleados en otros puestos de la firma en España.
Sin embargo, y tras no llegar a ningún acuerdo con los agentes sociales, finalmente, la fábrica llegó a ofrecer en julio una reducción de los despidos a casi la mitad —20 en Avilés, 17 en Arbós y cinco en las oficinas— y un plan industrial, con una inversión de 14 millones de euros, condicionado a la aplicación del ERE. Reiterándose la negativa por parte los sindicatos, Saint-Gobain decidió el 8 cancelar la negociación y, con ella, el expediente extintivo, emplazando a las partes a reunirse «en las próximas semanas, en un foro menos hostil», según ha señalado UGT.
Si bien se ha disipado la amenaza de los despidos, los problemas que llevaron a la cristalera a valorar esta opción siguen presentes. Esto significa que la compañía aún deberá tomar medidas que, según el sindicato, podrían ir enfocadas a potenciar la producción de recambios frente a la fabricación de componentes para nuevas unidades. Un proyecto para el que será necesaria la adquisición de un horno especialmente diseñado para este propósito.
Ficosa anula un ERTE preventivo
Ficosa Electronics, compañía con sede en Viladecavalls (Barcelona) dedicada a la producción de componentes de electrónica y proveedor de sistemas de cámaras de Volkswagen, presentó, de forma unilateral y sin acuerdo con los sindicatos, un ERTE el mes pasado, cuya aplicación podía llevarse a cabo desde el 15 de junio hasta el 23 de diciembre y que afectaría a los 320 trabajadores de la planta. Al inicio de la crisis, tras la invasión de Ucrania, también se aprobó un expediente que finalmente no llegó a aplicarse al poder mantener su capacidad de producción sin alteraciones.
Ante lo que los sindicatos señalaron como un uso sistemático de esta herramienta —se han activado seis expedientes en los últimos tres años— se convocaron huelgas de 24 horas para los días 13, 14, 19 y 21 de julio, puesto que los trabajadores apuntaron que no había motivos para aplicar estas medidas, ya que la producción estaba saliendo adelante sin incidencias y creían que la firma quería mantenerlo de forma preventiva, ante lo que pueda suceder en septiembre.
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