Laura Ménendez / Madrid
Tercer verano consecutivo con malas noticias. La cifra de fallecidos en carretera a 24 horas, después de la recién terminada época estival, es de 259 personas, 34 más que el año pasado lo que supone un aumento del 15%, según datos de la DGT. En concreto se han contabilizado 127 muertes en vías interurbanas en julio y 132 en agosto, 6 y 28 fallecidos más que el mismo mes del año pasado, respectivamente.
Después de este jarro de agua fría, Pere Navarro, director de Tráfico, anuncia cambios: «La velocidad y los radares son claves en una nueva propuesta para reducir estos malos resultados». Y para que se entiendan bien y no se tomen estas medidas como un fin recaudatorio, Navarro pone en contexto con datos: «Mientras que en España contamos con 905 radares, en Francia hay casi 4.000 y en Reino Unido, 7.200». Por lo tanto, «hemos de aumentar los radares si queremos mejorar en seguridad vial», apunta el directivo, además de reducir el límite de velocidad máxima de 100 km/h en las carreteras secundarias hasta 90 y 80 km/h, ya que nuestro país es el único junto a Rumanía, Polonia, Irlanda, Alemania y Austria, en tener este límite velocidad en vías convencionales.
No hubo voluntad política
Sin embargo, María Seguí, directora de la DGT desde 2012 a 2016, explicaba durante una entrevista en la SER, que «esta propuesta ya la contemplamos en el Reglamento de Circulación que incluía reducciones a 90 y 80 km/h dependiendo del trazado y mantenimiento de la carretera, siempre hablando de carreteras convencionales». Asimismo, la exdirectora de Tráfico añade que «se propuso pero no hubo voluntad política para llevarlo a cabo». Si se hubiese incorporado esta limitación en su momento, Seguí calcula que se hubiesen salvado 356 vidas al año, «España era la quinta en el ranking mundial de seguridad vial, si se hubiese aprobado esta medida, al año siguiente podría haber sido el país más seguro», sentencia.
