Javier Menéndez / Shanghái (China)
Polestar se ha convertido hoy en la nueva marca independiente de alto rendimiento de Volvo. Hasta ahora, habían hecho los modelos más potentes de los coches suecos pero, de forma similar a AMG y Mercedes Benz, nace enfocada en el segmento premium, la electricidad y las altas prestaciones.
Polestar ha ido desvelando día a día piezas de un rompecabezas en su cuenta de Instagram. Una vez completado, el 16 de octubre, se podía ver la parte trasera de lo que será su primer modelo, el Polestar 1. Se trata de un GT coupé híbrido de altas prestaciones, creado usando la arquitectura de plataforma escalable (SPA) de Volvo, con la que comparte el 50%. Es la misma en la que se basa el S90, aunque mide 65 centímetros menos.
El Gran Turismo es ambicioso con su planteamiento. Un motor eléctrico para cada rueda trasera manda 218 caballos, con 150 kilómetros de autonomía para su uso sin emisiones. Sin embargo, el Polestar 1 cuenta con un motor gasolina Drive-E de cuatro cilindros, para el eje frontal. Cuando se usan en conjunto en el modo Power, produce 600 caballos y 1.000 Nm de par, con tracción total. Se producirán un máximo de 500 unidades al año y solo se podrá adquirir a través del servicio de suscripción que han diseñado basándose en el “Care by Volvo”, un servicio de suscripción mensual, similar a un renting enfocado en la satisfacción del cliente. Los pedidos se abren hoy, pero no se producirá hasta mediados de 2019.
Sin embargo, lo más importante no es la presentación del primer modelo independiente, sino los dos que vendrán después. El Polestar 2 está en fase de ingeniería y se prevé que se fabricará a finales de 2019, con un volumen muy superior al GT desvelado hoy. En su comunicado, afirman abiertamente que “el primer vehículo eléctrico de batería del Grupo Volvo hará la competencia al Tesla Model 3”. Mientras que el Polestar 1 ha sido concebido como puente entre la tecnología actual y la del futuro, por su mecánica híbrida, se han reservado los puramente eléctricos para el futuro, cuando la tecnología de baterías esté más desarrollada.
El siguiente modelo que tienen previsto está en la fase final de diseño. El Polestar 3 ha sido concebido como un SUV puramente eléctrico, situándose en medio del 1 y 2 en cuanto a precio y volumen. Entonces, si comparamos ambas gamas, podemos ver que son competidores directos: un coche de altas prestaciones (1 y Model S), un SUV (3 y Model X) y una berlina con precios más ajustados (2 y Model 3).
Para ello, han decidido producir la nueva gama en China. La matriz, Zhejiang Geely Holding, ha creado una empresa conjunta con dos de sus marcas. Polestar seguirá siendo una filial de Volvo Car Group, pero cuenta con “640 millones de euros de patrimonio neto para respaldar el desarrollo” de la marca. Diseñado por el estudio de arquitectura noruego Snöhetta, la fábrica Chengdu (China) ha sido creada para ser uno de los centros de producción más modernos del mundo, con el objetivo de lograr la categoría de oro en la certificación LEED y de hacer frente a la producción de más volumen que requerirán para competir con Tesla.
Aprovechar las sinergias de tecnología e ingeniería de Volvo Cars, las economías de escala y, según su consejero delegado, Thomas Ingenlath, “experimentar con nuevas tecnologías a menor escala fuera de los segmentos convencionales”, es lo que les permitirá lanzarse de lleno a competir contra el fabricante estadounidense.
Volvo Cars lleva siendo propiedad del fabricante chino Geely desde 2010. Desde entonces, han modernizado su marca, lanzado exitosos SUV, y tomado la decisión de apostar por la electrificación de sus modelos. Todo sin alejarse de la percepción de calidad que tenía el fabricante sueco. No es de extrañar, entonces, que la presentación internacional de Polestar haya sido en Shanghái (China).