Trump 2.0 ha puesto el mundo patas arriba. Tanto, que incluso el futuro del coche eléctrico se ha convertido también en una fuente de polarización.
Cuentan en el blog norteamericano Axios los quebraderos de cabeza de Ford al desarrollar su estrategia de futuro. Por una parte, la marca del óvalo lleva años haciendo los deberes y ha lanzado vehículos eléctricos que apelan a la esencia de Ford, como el Mustang Mach-E. Y es que, como afirman sus directivos, «solo Ford puede electrificar un Mustang». Una declaración de intenciones cierta y muy acertada.
Pero el problema surge cuando el mercado no acompaña y el viaje a la electrificación no es tan rápido como se había planificado. ¿Qué haces? ¿Dejas atrás a los clientes que siguen prefiriendo las comodidades que aporta a día de hoy un coche de combustión frente al aún inmaduro eléctrico? Como bien reflexiona el articulista de Axios, «los coches no son smartphones».
«Se puede estar a favor o en contra del coche eléctrico, pero que el argumento esté basado en una sexualización binaria del mismo, me parece una estupidez »
Apostar todo al coche eléctrico cuando eres un fabricante legacy, puede ser un error mayúsculo, y requiere de una suerte de encaje de bolillos. Leo en The New York Times un reportaje igualmente interesante en el que se advierte de que EEUU podría repetir los errores de cálculo de hace un siglo, cuando lideraba la producción de vehículos eléctricos y enterró todo lo logrado por los estímulos de la industria del petróleo. ¿Quién no recuerda el documental Who Killed the Electric Car en el que se describe cómo GM desaprovechó su oportunidad de oro por falta de visión… y la presión de las oil companies?
Pero lo que más me ha llamado la atención del artículo del Times es cómo el Partido Republicano lleva años haciendo campaña en contra del coche eléctrico por considerarlo una pieza más del wokismo que «castra la forma en cómo conducimos [los americanos]». Y estas son palabras de ¡una senadora! republicana que considera «femeninos» los VE…
Se puede estar a favor o en contra del coche eléctrico, pero que el argumento esté basado en una sexualización binaria del mismo (V8=macho alfa; eléctrico=Barbie) me parece una estupidez como una catedral. Y los que tenemos un PHEV, ¿qué somos? ¡Pasapalabra!
Creo que el futuro será de aquellos fabricantes que apuesten por la neutralidad tecnológica, pero con la eficiencia en el foco, y sin dejar tirados a sus clientes tradicionales. Ahí es nada…