viernes, 18 de abril de 2025 - 9:42:03
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La emocionalidad es cara

Los tiempos que corren para el automóvil son propiedad de la pragmática. La emocionalidad nunca ha dejado de ser un plus que eleva los precios, sin necesidad de inflaciones. Nadie ha dicho que los sueños sean baratos. De siempre, los precios de los coches han sido elemento determinante en la decisión de compra, sobre todo en los jóvenes, el segmento de población más vulnerable a las idas y venidas de los monederos. Y no digamos en esta actualidad por la que ya desfilan como generación perdida, imposibilitada o muy tarada en el acceso a techo y movilidad propia.

Una reciente encuesta del observatorio Cetelem, de BNP Paribas, hace revelaciones sobre estas tesituras que, no por reiteradas, dejan de sorprender. El estudio, sobre las intenciones de compra de automóvil entre los jóvenes menores de treinta años, corresponde a este año, y es un muestreo sobre diez países europeos (España entre ellos), aparte de Japón, EEUU, China y Turquía.

El podio de esas razones, en lo más alto con los precios, es secundado por otros factores como la seguridad del vehículo y los costes de mantenimiento. Emocionalidades de fuerte componente juvenil como la sostenibilidad, diseño e innovación tecnológica se difuminan en la encuesta.

La mitad de los consultados fijan en el desembolso ese primer componente, que se hace significativo (59%), cuando se lleva a la interpretación como obstáculo para la adquisición. Una percha de la que cuelga la racanería salarial para con el desempeño laboral de esta franja de edad.

Consecuencia lógica de esta revelación es que un 59% de los europeos están obligados al recurso del vehículo de ocasión como primera compra. De la prosperidad asiática da cuenta que en China, el 92% de sus jóvenes se inclinan o pueden hacerse con un vehículo a estrenar, con el contrasentido de que en este país se da el precio medio más alto, por encima de los 21.000 euros. Segundos en la inclinación por el estreno de coche son los japoneses, con el 77%. En Europa, solo Italia, España y Turquía superan el 50 % de la opción de compra por la unidad nueva. A la inversa, Polonia (75 %), Portugal y Francia (68 % ambos) lideran la alternativa del usado.

España tiene un precio medio de compra automovilística cifrado en 15.625 euros, frente a la media europea de casi 14.000. En los últimos cinco años, según las estadísticas oficiales del INE, los precios en nuestro país acumulan un alza del 37,4 %, registro muy inferior a las actualizaciones salariales de la población laboral juvenil. No extraña, pues, la importante demanda del segmento de coches más viejos (y más baratos) en el mercado del VO.

Malos tiempos para la lírica emocional de los jóvenes en cuanto al automóvil. No tienen acceso a ella. Ni las marcas ni las autoridades se ocupan de sus vicisitudes en este campo

Que un modelo como el Dacia Sandero haya sido en España en 2024 el más matriculado con una diferencia abismal respecto al segundo, ratifica conclusiones de la encuesta.

El idealismo es una emoción. Difícil negar que la juventud es segmento poblacional concienciado con la sostenibilidad. Pero la emoción vuelve a toparse con la realidad de que las alternativas automovilísticas en este campo son onerosas, y no digamos en el caso del eléctrico puro, en relación a sus prestaciones.

Ahí tiene la dirigencia política un trampolín para arbitrar ayudas por edades para la adquisición de coches limpios. Una decisión con fuerte componente de obligación en aras a una concienciación de futuro en la conducción limpia, en coherencia con sus aspiraciones y tomas de decisión. En España, solo un 17 % del comprador menor de treinta años prioriza la protección ambiental, cinco puntos por encima de la media del muestreo.

En la relación de agravios para con los conductores jóvenes no se excluya la dificultad de encontrar empleo sin automóvil. El recurso se va por necesidad instintiva a una especie de lumpen del mercado; es decir, los automóviles más viejos y proclives a vulnerar la calidad del aire y de la seguridad vial, con el agravante de que es pieza de intensa circulación urbana.

Malos tiempos para la lírica emocional de los jóvenes en cuanto al automóvil. No tienen acceso a ella. Ni las marcas ni las autoridades se ocupan de sus vicisitudes en este campo. Habrá que decirlo claro: están cerrando en falso el mañana de la industria automovilística.

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