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Los nombres olvidados de las mujeres del motor

Desde que existe la industria de la automoción, las mujeres han estado presentes en ella. Sin embargo, sus nombres han pasado más desapercibidos que los de los hombres, a pesar de que sus inventos han ayudado a realizar los coches que hoy en día conocemos. Florence Lawrence, Dorothy Levit, June McCarroll o Mary Anderson son algunas de ellas.

Los nombres olvidados de las mujeres del motor
A la izquierda, la periodista y piloto Dorothy Levit, fue la ideadora del retrovisor. A la derecha, la actriz y aficionada a los coches Florence Lawrence inventó la luz de freno, entre otras cosas.

En el mundo del motor existen una gran cantidad de nombres de hombres famosos que consiguieron que esta industria avanzase en el tiempo para que se convirtiera en lo que es hoy. No obstante, al igual que ocurre en la mayoría de sectores, por el camino se fueron perdiendo los nombres de aquellas mujeres que también consiguieron grandes avances en este ámbito.

Por ejemplo, es el caso de Florence Lawrence, quien está considerada como una de las primeras grandes estrellas de cine de Hollywood. Pero, aparte de actuar, Lawrence era una gran apasionada de los coches; tanto fue así que llegó a tener una gran colección de modelos, los cuales conducía y reparaba. Esta pasión le llevó a inventar los primeros intermitentes y la luz de frenado, aunque no llegó a patentar estos sistemas.

Líneas de carretera y el limpiaparabrisas

Por otro lado, la doctora June McCarroll fue la inventora de las líneas de carretera, un concepto que se le ocurrió después de que un día, cuando conducía hasta su oficina en California, un camión la sacara de la carretera. Comunicó su idea a las autoridades; sin embargo, estas decidieron ignorarla. Es por ello que McCarroll decidió pintar ella misma esa línea que dividiera la carretera en dos, además impulsó, junto a asociaciones de mujeres, una campaña para extender esta medida. Apenas siete años después, en 1924, las autoridades californianas convirtieron esta iniciativa en ley y pintaron la línea de separación en 5.600 km de carretera.

Del mismo modo, fue durante un viaje con sus hijas a Nueva York en un intenso día de lluvias, cuando la viticultora Mary Anderson se fijó que en los conductores de los famosos taxis amarillos se tenían que parar constantemente para quitar el agua, el hielo y la suciedad acumulada en el parabrisas. Esta situación le llevó a diseñar un dispositivo, el cual se usaba de forma manual desde dentro del vehículo, para evitar estas situaciones. Al contrario que McCarroll, Anderson sí que patentó su invento; no obstante, solo se comenzaría a instalar de serie en la mayoría de los modelos una vez que expiraron sus derechos.

El retrovisor y la calefacción

Por su parte, la periodista y piloto de carreras Dorothy Levit tenía una gran pasión por la velocidad, lo que la llevó a establecer unos cuantos récords, como el de alcanzar los 146 km/hora con su deportivo en 1905. Un año después, publicó un libro titulado La mujer y el coche, donde recomendaba el uso de un pequeño espejo para ver el tráfico detrás del vehículo. Este consejo fue la primera idea para el desarrollo del retrovisor, aunque este no sería registrado hasta 1921 (un año antes de la muerte de Levit), a nombre de Elmer Berger.

Asimismo, la ingeniera mecánica, Margaret Wilcox, desarrolló y patentó en 1893 el primer sistema de calefacción para un automóvil. Este consistía en un mecanismo que redirigía el aire sobrante de los motores hacia la zona del conductor. A pesar de ser un boceto interesante, resultaba bastante peligroso cuando se alcanzaban altas temperaturas, puesto que no se podía controlar. Esta fue la razón por la que nunca se llegó a implantar.

Cristal antirreflectante

Las mujeres también han estado presentes en las estructuras de los automóviles y en su diseño. Un ejemplo es la ingeniera Margaret E. Knight, quien patentó más de 20 inventos, entre los que se encuentran las válvulas de camisa —un tipo de mecanismo fundamental para los motores rotativos—. Además, diseñó varios cilindros y pistones para estos, al igual que realizó numerosos estudios para reducir la vibración de los coches. Por último, la científica Katharine Burr Blodgett inventó a los 35 años el cristal antirreflectante. Lo hizo a través de un método para medir el grosor de las finas películas monomoleculares.

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