Tras los recortes de empleos anunciados recientemente por VW, Nissan o General Motors, la ralentización de la demanda de eléctricos y las exigencias del mercado se siguen cobrando víctimas en la industria. Esta vez ha sido Ford la que, mediante un comunicado, ha hecho público su nuevo plan de reestructuración en Europa, que incluye la reducción de 4.000 puestos de trabajo para finales de 2027, concentrándose el grueso principalmente en Alemania (2.900) y el Reino Unido (800), con recortes mínimos en otros mercados (300), por lo que España no debería verse demasiado afectada.
Así, se trata del 14% de su fuerza laboral en el territorio y del 2,3% a nivel mundial, de un total de 174.000 empleados. No obstante, este ajuste está sujeto a consultas con los socios sociales europeos, según añade.
Estos ceses no incluyen los 3.500 que se perderán en Saarlouis (Alemania), tras el fin de la producción del compacto Focus (de combustión) a finales de 2025; a pesar de esto, Ford se comprometió a mantener 1.000 empleos de esta fábrica.
Este plan, de acuerdo con la compañía, responde a su objetivo de crear una estructura más competitiva en costes y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de sus operaciones en el continente europeo, en un contexto de disrupción en el que busca enfrentar desafíos económicos, regulatorios y de competencia.
Ford también ha difundido que realizará cambios en su programa de producción, lo que afectará la fabricación de los modelos Explorer y Capri en la planta de Colonia y resultará en jornadas de trabajo reducidas durante el primer trimestre de 2025.
El vicepresidente europeo de Transformación y Alianzas de Ford, Dave Johnston, destacó que la empresa tiene una trayectoria de más de un siglo en Europa y que estos pasos son cruciales para garantizar su competitividad en el futuro. «Estamos comprometidos con construir un negocio próspero en Europa para las próximas generaciones», afirmó.
Necesidad de incentivos y un entorno favorable
La empresa subraya que la transición hacia la movilidad eléctrica requiere un entorno favorable que permita a fabricantes y consumidores adaptarse a este cambio de manera efectiva. Por ello, Ford enfatizó la necesidad de un esfuerzo conjunto entre la industria, los gobiernos, los sindicatos y otros socios sociales para superar los retos que plantea la transición a la movilidad eléctrica.
En una carta al gobierno alemán, el vicepresidente y director financiero de Ford, John Lawler, instó a una política clara que fomente la electromovilidad, incluyendo inversiones públicas en infraestructura de carga, incentivos significativos para consumidores, y mayor flexibilidad en el cumplimiento de las metas de emisiones de CO2.
A pesar de estos retos, la entidad reafirmó su compromiso con Europa, destacando inversiones recientes como los 2.000 millones de dólares (1.850 millones de euros) destinados a transformar la planta de Colonia en un centro de producción de vehículos eléctricos.
Según los datos de ACEA, hasta septiembre, las ventas VE han caído un 2,6% en el Viejo Continente (incluyendo Reino Unido); especialmente arrastrado por el acuciado descenso en Alemania, de -28,6%, debido principalmente al cese abrupto de las ayudas al comienzo del curso. Se trata de una situación muy preocupante de cara al año próximo, en el que comenzarán a aplicarse los nuevos límites de emisiones de la normativa CAFE, y también frente a 2035, cuando se prohibirá la venta de nuevos vehículos de combustión.
Aunque Ford en un principio adelantaba este cese de sus ventas de térmicos a 2030, este año también se echó atrás (al igual que otras marcas) y anuncio que iba a repensar esta fecha.