La Tribuna de Automoción
Portada » Noticias » James Bond, 60 años de licencia para conducir
General

James Bond, 60 años de licencia para conducir

Durante seis décadas, James Bond ha protagonizado un total de 26 películas en las que el superespía no solo ha contado con una amplia y variada galería de flamantes automóviles, sino que
se ha convertido en la envidia de todo amante de las cuatro ruedas. Quizás el más conocido sea el mítico Aston Martin DB5 color gris perla, pero el agente del MI6 se ha puesto al volante de
todo tipo de modelos que van desde deportivos poco vistos en Europa, como el Toyota 2000 GT, hasta otros no tan glamurosos como el Citroën 2 CV, pasando, incluso, por algunos capaces de
convertirse en submarinos. Sin embargo, todos tienen en común que, tras pasar por sus manos, se han convertido en parte de la historia del cine.

James Bond, 60 años de licencia para conducir
Daniel Craig como James Bond, junto a su Aston Martin DB5

El pasado 10 de octubre se cumplieron seis décadas del estreno de una de las franquicias cinematográficas más populares y longevas de todos los tiempos, la de James Bond (basada a su vez en una saga literaria creada por Ian Fleming aunque esta mucho menos rica en publicaciones). Desde el estreno de Agente 007 contra el Dr. No (en 1962), el miembro más famoso del MI6, ha sido interpretado por siete actores diferentes a lo largo de, hasta el momento, 26 entregas.

Durante todas estas aventuras, el espía ha plantado cara a malvados de toda índole, ha viajado por todo el planeta y, sobre todo, ha conducido vehículos de lo más variopintos. Si hay una marca que se asocia al personaje de origen británico, esa es sin duda Aston Martin. Siendo encarnado por Sean Connery, fue en James Bond contra Goldfinger (1964) cuando se puso por primera vez al volante de un modelo ensamblado por esta firma, en concreto, con el DB5. Su éxito resultó tan rotundo, que se convirtió en uno de sus emblemas más recurrentes, apareciendo de nuevo en Operación Trueno (1965), GoldenEye (1995), El mañana nunca muere (1997), Casino Royale (2006) y Skyfall (2012).

De la misma insignia es el DBS en el que la esposa del espía sería asesinada en 007 al servicio secreto de su Majestad (1969), así como el V8 con el que la productora quiso vincular el debut de Timothy Dalton en 007: Alta tensión (1987) en una de sus encarnaciones más recordadas. Posteriormente, Pierce Brosnan también tendría su versión particular de este deportivo extremo en Muere otro día (2002), aunque en este caso se trató del V12 Vanquish, con un diseño más moderno y que poco tenía que ver con los vistos anteriormente, aunque sin perder un ápice de atractivo. Con este se enfrentó a los esbirros de Sir Gustav Graves que pilotaban varios Jaguar XKR en una épica persecución por la nieve.

Sin embargo, el Agente 007 no solo ha tenido que conducir algunos de los mejores exponentes de la familia de la insignia británica, por sus manos han pasado vehículos de todas las procedencias y capacidades. Un ejemplo muy llamativo es el del Toyota 2000 GT, del que apenas hay unidades en Europa y que sirvió para que muchos descubrieran la compañía nipona. Para 1967, el superespía se había convertido en todo un fenómeno de masas en aquel Estado, por lo que se decidió situar allí su siguiente aventura, Solo se vive dos veces. Para que el guiño fuera completo, se pensó que Connery condujera uno de los mejores exponentes de aquella industria. Sin embargo, el intérprete de casi 1,90 de altura apenas podía acceder a su interior, algo que la firma no dudó en solucionar creando una versión descapotada.

Otra marca que no puede dejar de ser mencionada es Lotus. También de origen inglés. Se fabricaron para el personaje dos modelos que se ganaron un hueco de honor en el recuerdo colectivo por méritos propios. El primero fue el Esprit S1, visto en La espía que me amó (1977), un modelo futurista que guardaba un as bajo la manga, ya que cuando parecía que no tenía escapatoria, sorprendía lanzándose a un lago para convertirse en un submarino. Tal fue el éxito cosechado que para la siguiente entrega de la saga, Solo para tus ojos (1981), Lotus aportó su última versión del mismo deportivo, el Esprit Turbo, aunque en esta ocasión con un nuevo gadget, la posibilidad de saltar por los aires cuando iba a ser robado. Tras esto, el espía no tuvo otra opción que recurrir a un Citroën 2 CV para escapar.

Diamantes para la eternidad

Si ya de por sí estos vehículos se caracterizan por su perfil deportivo y su pertenencia a un segmento accesible para pocos bolsillos, haber aparecido en uno o varios filmes junto a James Bond los hace ser aún más codiciados, incluso por personas a los que no les interesa lo más mínimo el mundo del motor. Tanto es así que varias de estas unidades han sido subastadas alcanzando unas cotizaciones que, a menudo, superan todas las expectativas.

Es el caso del Esprit S1 en su versión acuática. El modelo fue extraviado tras la grabación de la película, hasta que en 2013 se encontró en un contenedor abandonado y posteriormente fue subastado por Sotheby’s. La puja más alta fue de Elon Musk quien se lo llevó tras pagar 616.000 libras (unos 770.000 euros de entonces).

Algo parecido sucedió con el Mercury Cougar XR-7 Convertible que conduce la esposa del espía antes de contraer nupcias en 007 al servicio secreto de su Majestad (1969). Para la película se utilizaron tres modelos, de los cuáles solo uno quedó intacto. En 2020, Bonhams lo subastó por 480.088 dólares, 392.325 euros al cambio. Pero el campeón en estas lides no podía ser otro que el Aston Martin DB5 que los espectadores han podido ver hasta el momento en Sin tiempo para morir (2021). Lo puso en el mercado Christie’s y para llevárselo a casa hubo que pagar 3.298.873 euros actuales.

Comparte tu opinión

* Acepto la política de protección de datos.
Los comentarios deben ser aprobados antes de publicarse.