Stellantis ya ha comunicado los planes sobre la futura red con la que espera contar a partir del 1 de junio de 2023, fecha en la que finalizan los contratos de la actual una vez fue avisada de la ruptura de la relación el pasado 19 de mayo, aunque no se enviaron las cartas hasta el 31.
Según ha podido saber La Tribuna de Automoción de fuentes del sector, no continuarán 129 concesionarios de los 329 que la componen actualmente, lo que supone que en torno al 39% serán cesados. Esta decisión afecta a la distribución en España de Peugeot, Citroën, DS, Opel, Fiat, Alfa Romeo, Jeep y Abarth.
Por marcas, han designado con la carta roja, nomenclatura creada por la compañía para las bajas, 23 concesiones de Peugeot (algo menos de un 25% del total), 31 de Citroën (no llega al 35%), cinco de DS (cerca de un 15%), 35 de Opel (supera por poco el 35%) —los cuales suscribieron su última vinculación con la firma hace poco más de un año— y 35 del antiguo Grupo FCA (casi la mitad de la red). No obstante, no se conoce el modo en el que esta decisión afectará a la plantilla que las conforman, unos 35.000 empleados, según indicó Faconauto en el momento en el que se avanzó la pretensión del fabricante.
Los vendedores comenzaron a recibir a partir del 19 de julio las comunicaciones por burofax, tanto a los que no seguirán como a los que continuarán, aunque en un inicio a los primeros se les iba a comunicar por teléfono, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha hecho balance de cómo quedará resuelta, a priori, su futura estructura de ventas.
Condiciones menos exigentes
Ahora solo queda por conocer cómo será la configuración final de las redes pues, las intenciones del constructor pasan por contar con grandes grupos multimarca, uno por área comercial salvo excepciones que por población obliguen a tener más de uno. Estos deben ofrecer todos los emblemas que comercializa Stellantis en nuestro país, ocho en la actualidad, a la espera de que llegue Lancia en 2023, con un mínimo de cinco modelos en exposición por insignia.
Sin embargo, las mismas fuentes apuntan a que los planes iniciales del consorcio habrían cambiado rebajando estos objetivos para evitar, en un primer momento, las fuertes inversiones que necesitarían los actuales operadores para seguir funcionando.