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La negociación de trílogos concluye con un objetivo de reducción de emisiones del 37,5% para automóviles en 2030

Adrián Vega / Madrid

Justo cuando parecía que la tensión en las negociaciones de trílogos entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE —que mostraban posturas irreconciliables— impediría cumplir con el calendario de fijar unos objetivos de emisiones de dióxido de carbono para turismos y furgonetas antes de final de año, la quinta ronda de conversaciones dio la sorpresa y concluyó en acuerdo.

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Adrián Vega / Madrid

Justo cuando parecía que la tensión en las negociaciones de trílogos entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE —que mostraban posturas irreconciliables— impediría cumplir con el calendario de fijar unos objetivos de emisiones de dióxido de carbono para turismos y furgonetas antes de final de año, la quinta ronda de conversaciones dio la sorpresa y concluyó en acuerdo.

Los negociadores europeos acordaron finalmente fijar la reducción de CO2 para 2025 en el 15%, tal y como propusieron en su día la Comisión Europea y el Consejo de la UE. Si bien el Parlamento Europeo tuvo que ceder en este punto —ya que su propuesta era de elevarlo hasta el 20%— sí vio un poco más colmadas sus expectativas en los objetivos de reducción para automóviles para 2030, que finalmente se estableció en el 37,5% —frente al 40% que defendía la Eurocámara, el 35% del Consejo de la UE y el 30% de la Comisión Europea—. El objetivo para furgonetas se quedó en el 31% para 2030, aunque Bruselas había defendido un 30% máximo. Aun así, el texto aún tiene que ser aprobado formalmente por el pleno del Parlamento Europeo y el Consejo.

Asimismo, se acordó un esquema de incentivos para aquellos países que tengan una menor penetración de coches eléctricos. En aquellos estados, los fabricantes recibirán un multiplicador de la bonificación de 0,7 por cada vehículo limpio vendido, hasta que se obtenga una cuota de mercado del 5%.

La Comisión Europea, por su parte, pasará a monitorizar e informar sobre las emisiones de automóviles en las pruebas de laboratorio y los ensayos RDE entre los ejercicios 2021 y 2026, periodo tras el que se propondrá un mecanismo que disminuya la discrepancia entre los valores de ambos a partir de 2030. Algo de vital importancia, sobre todo desde que el Tribunal de Justicia Europeo ha suprimido el factor de conformidad en las pruebas en condiciones de conducción real.

Reacciones encontradas

Las reacciones no se han hecho esperar, tanto desde los fabricantes como por parte de los grupos ecologistas. La patronal de fabricantes europea (ACEA), en línea con su defensa de la industria automovilística, critica que el umbral de reducción de emisiones haya quedado finalmente en un nivel tan alto.

«Estos objetivos serán extremadamente exigentes para la industria automotriz de Europa», explica Erik Jonnaert, secretario general de ACEA. «De hecho, requerirán una mayor aceptación por parte del mercado de los vehículos eléctricos y otros vehículos con motores alternativos que la que existe actualmente».

La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E) se posiciona en el extremo opuesto del espectro, al calificar el anuncio como «un buen acuerdo para los ciudadanos» pero «muy por debajo de lo que se necesita para alcanzar los objetivos climáticos de la UE para 2030».