Javier Menéndez / Madrid
La asociación de fabricantes de vehículos europea, ACEA, sigue muy de cerca y con interés las negociaciones sobre un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP), un acuerdo que, de alcanzarse, sería “muy beneficioso” para la industria automovilística de Europa, según ha reconocido el secretario general de la patronal, Erik Jonnaert, en una entrevista concedida a El Mundo, durante el transcurso de un Comité de Enlace celebrado, el pasado viernes, en Madrid.
“Trabajamos para unificar los estándares en seguridad para que un vehículo fabricado en España se exporte a EE.UU. sin que se tenga que adaptar a aquel mercado. Esto supondría una reducción del 27% de los costes de producción y mejoraría la competitividad de la industria europea”, explicó el directivo, quien recordó que, actualmente, en las transacciones comerciales entre ambas regiones, el automóvil está presente en un 10% de los casos.
En opinión de la patronal, el TTIP incrementará los volúmenes comerciales, reducirá los costes de producción, creará más y mejores empleos, y mejorará la competitividad industrial. “Creemos que esto ocurrirá sin recortar los estándares de seguridad y medioambientales tanto de EE.UU. y Europa”, exponía, en un comunicado la ACEA, el pasado mes de febrero.
De concretarse el acuerdo, siguiendo el esquema anunciado por la patronal, se potenciarán sobremanera las exportaciones europeas a EE.UU, que, en el caso de España, ya registran crecimientos importantes. Concretamente, vamos a pasar de enviar poco más de 4.600 unidades en 2012, a cerca de 100.000 este año. Igualmente, se verán favorecidas las entradas de vehículos americanos al Viejo Continente.
Fruto de este pacto, cuyas negociaciones están exentas de transparencia, los principales perjudicados serán los mercados asiáticos y sus fabricantes nacionales, cuyo peso específico se verá mermado a raíz del fortalecimiento de las relaciones con EE.UU.
Muro de contención
El bloque entre la UE y la nación norteamericana, que defiende la ACEA (y por ende Anfac) se está erigiendo como un muro de contención frente a los intereses asiáticos en Europa. De hecho, ya hay analistas que consideran que es parte de una estrategia para poner trabas a las importaciones de Asia, que va a tener como próximos hitos la firma del acuerdo de Libre Comercio entre la UE y Japón y la renovación del acuerdo con Corea del Sur. Asimismo, se ha comentado que se va a pretender retrasar al máximo la llegada de las firmas asiática al Viejo Continente.
Según han informado a esta publicación fuentes conocedoras de las negociaciones del TTIP, el tratado, si se lleva a buen puerto, será “débil” y el sector de automoción tendrá “mucha relevancia”, frente a otras industrias como la tecnológica o la armamentística, en donde EE.UU “no ve como partner a Europa”.
Con todo este escenario de por medio, se hace complicado justificar, por ejemplo, el panorama asociativo existente en Europa y, concretamente, en España, donde en la patronal de fabricantes están presentes grupos asiáticos, que van a ver cómo la organización a la que pertenecen defiende intereses contrarios a los suyos, una vez más.