Carlos Olmo / Madrid
Hoy se firmó el XXIV convenio colectivo de las plantas de Bridgestone. La rúbrica tuvo lugar en la planta de Basauri después de que UGT y CC.OO., los sindicatos mayoritarios, dieran el visto bueno al texto, que afecta a más de 3.000 empleados repartidos en las plantas de Puente de San Miguel (Cantabria), Burgos, Bilbao y Usánsolo (Vizcaya) durante los próximos tres años, de 2013 a 2015.
El acuerdo llega tras casi dos años de negociaciones, con el último convenio colectivo finalizado en 2011 aunque ampliado hasta la fecha, y con una amenaza de descuelgue salarial que supondría recortes superiores a los que indican el nuevo convenio colectivo.
El entendimiento no ha sido absoluto tras la negativa de los sindicatos minoritarios: USO, ELA y BUB. Y las discusiones por este marco laboral podrían no haber terminado puesto que USO ya ha anunciado que denunciarán el convenio colectivo en cuanto sea publicado en el BOE, pues entienden que tiene algunas cláusulas que irían en contra el estatuto de los trabajadores aprobado el año pasado por el Gobierno.
La rúbrica del nuevo convenio llegó hoy después de que UGT diera su consentimiento a un texto que apenas ha variado en los últimos meses, y que ya rechazó en mayo. Este sindicato se había convertido en la llave para que el acuerdo saliera adelante tras la aceptación de CC.OO., que ya lo sometió a referéndum entre sus afiliados en mayo y que lo aprobaron con un 51% de los votos. Así, solo era necesaria la aprobación de UGT para que las plantas de Bridgestone tuvieran un nuevo marco laboral.
El sindicato lo volvió a someter a sufragio entre sus afiliados y en esta ocasión, votaron a favor un 60,9% de sus afiliados, en una votación que tuvo lugar la semana pasada en las fábricas. De los 696 votos emitidos, 424 fueron a favor, 242 en contra, 29 nulos y una única abstención. Con este resultado, los sindicatos mayoritarios se mostraban a favor del texto, y solo quedaba reunirse hoy para formalizar la firma.
El convencimiento por el nuevo texto no ha sido absoluto. Los puntos que más conflicto han creado entre los sindicatos son la congelación salarial —aunque los trabajadores recibirían una paga extra de 450 euros en 2014 y de 300 euros en 2015 dependiendo de la situación económica de la compañía—; recorte de un 7% de los pluses, la congelación de la antigüedad por 4,5 años, una flexibilidad laboral que supondría incluso el paso de días de trabajo de un año a otro y un recorte del 50% al plan de pensiones.
Recorte u oportunidad
El nuevo convenio supone un importante recorte en las condiciones de trabajo de los empleados. La dirección de la compañía ya advirtió que necesitaba cuadrar sus cuentas y ganar en competitividad dentro de la estructura que la compañía tiene en Europa. Para ello planteó en julio un descuelgue salarial para su plantilla que en la actualidad se encuentra en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje, SIMA, a la espera de saber si se firmaba el convenio colectivo. Los propios sindicatos entendieron que se trataba de una amenaza por la tardanza en el acuerdo, y fruto de este descuelgue, UGT volvió a someter el texto a referéndum con un resultado diferente al que obtuvo en mayo, y que terminó por aprobarlo.
Desde la multinacional, han mostrado a esta publicación «una gran satisfacción» por la firma del convenio que «seguro traerá un enorme bien a las fábricas, los trabajadores y la compañía en general. Da una gran estabilidad y se consigue mejorar enormemente la competitividad de las plantas. No podemos adelantar por dónde irá la economía en el futuro pero nos mostramos confiados de recibir nuevas inversiones y aumentar nuestro volumen de trabajo». En cuento a la posibilidad de que haya una demanda del convenio, apuntaron que cada uno «es libre de tomar las decisiones que considere oportunas», pero que no entienden en base a qué se podría denunciar el convenio.