Ignacio Anasagasti / Madrid
PSA Peugeot Citroën está a punto de lograr el respaldo mayoritario de los sindicatos para recortar los costes operativos en las fábricas de Francia, un asunto clave para afrontar con mayores garantías una posible ampliación de capital, en la que podrían intervenir la marca china Dongfeng y el Estado francés.
Los planes del consorcio galo, sobre los que se posicionarán mañana los grupos sindicales, pasan por reducir entre un 20% y un 25% el pago de las horas extra, y congelar salarios en 2014. Según informa Bloomberg, actualmente, cuatro de los seis sindicatos mayoritarios, que representan a más del 60% de los trabajadores, aprobarán los ajustes.
A cambio de estos sacrificios, PSA se ha comprometido a no cerrar más plantas francesas en los próximos tres años y a adjudicar un nuevo modelo a cada una de las cinco factorías para aumentar la utilización productiva hasta el 100% en 2016, desde el 61% que registran en estos momentos.
De lograr el esperado consenso, el grupo podrá centrarse en estudiar la venta de acciones por un importe de, al menos, 3.000 millones de euros, según indican fuentes conocedoras de la operación. Estas mismas fuentes precisan que la ampliación de capital, en la que Dongfeng y Francia podrían tomar una participación de alrededor del 20% de PSA, está avanzando lentamente, aunque el objetivo es alcanzar un acuerdo para finales de año.
Mañana, el Consejo del consorcio debatirá las diferentes opciones que tiene encima de la mesa, durante una reunión previa a la publicación de sus resultados financieros del tercer trimestre.
GM, en la cuerda floja
En el caso de que Dongfeng entre en el accionariado de PSA, General Motors, que posee un 7% del capital de la empresa gala, podría romper la alianza con ella, según fuentes del sector, que explican que esta decisión se debería a que el fabricante americano trabaja con otra marca china, SAIC Motor Corp.