Yago López / Madrid
La NASA ha concluido en un estudio realizado conjuntamente con la Agencia para la Seguridad del Tráfico (NHTSA), que los automóviles del grupo Toyota no pueden acelerarse por sí mismos.
Tras las numerosas denuncias de conductores norteamericanos, que reclamaban a la marca una compensación por los daños sufridos en accidentes causados por la aceleración no intencionada de los vehículos Toyota, el fabricante da por zanjado el asunto que arrastraba desde principios del pasado año.
Dichas quejas provocaron que la multinacional japonesa llamara a revisión a más de ocho millones de vehículos, e incluso aceptó pagar sanciones por un importe de decenas de millones de dólares, aunque la empresa nunca aceptó responsabilidad alguna en la presunta aceleración no intencionada de sus automóviles.
Ahora, después de más de 10 meses de investigación científica sobre el caso “Ya tenemos el veredicto: no hay causas electrónicas que provoquen una aceleración no intencionada en los Toyotas”, aseguró el secretario de Transporte, Ray Lahood, quien criticó a la empresa nipona con motivo de las campañas de revisión.
El informe de la NASA y de la NHTSA establece también una serie de recomendaciones en relación con la seguridad de los automóviles, como son el establecimiento de ‘cajas negras’ o la puesta en marcha de un estudio sobre la ubicación de los pedales, dado que los accidentes ocurridos con vehículos Toyota fueron provocados cuando el acelerador quedaba atrapado bajo la alfombrilla.
La marca ha expresado su satisfacción por la conclusión del estudio y defiende su apuesta por la seguridad en sus vehículos.
