Stellantis invertirá cerca de 10.000 millones de dólares (unos 8.580 millones de euros) en Estados Unidos en los próximos años, en un ambicioso plan que busca fortalecer su posición en el mercado norteamericano. Según adelantó Bloomberg, la automovilística podría anunciar oficialmente la inversión en las próximas semanas, tras haber comprometido ya la mitad de esta cantidad a comienzos de año.
El proyecto contempla reaperturas de plantas, nuevas contrataciones y el desarrollo de nuevos modelos, principalmente en los estados de Illinois y Michigan, donde las instalaciones se encuentran paralizadas actualmente. La medida se enmarca en la nueva estrategia impulsada por el CEO, Antonio Filosa, con la que la compañía pretende recalibrar su estructura de inversiones por regiones.
Filosa busca revitalizar el legado de Jeep y reforzar marcas históricas en el futuro como Dodge y Chrysler, que podrían recibir nuevos productos en los próximos años. El plan también serviría para culminar las negociaciones del presidente John Elkann con el Ejecutivo estadounidense para fabricar una nueva camioneta en la planta inactiva de Belvidere (Illinois), donde la firma ha prometido reincorporar a unos 1.500 trabajadores.
Además de apuntalar su posición en el mercado estadounidense, la inversión pretende mitigar el impacto de los aranceles que el Gobierno de Donald Trump podría aplicar a las importaciones de vehículos pesados, lo que afectaría a las camionetas Ram que se fabrican en México. El movimiento replica la estrategia de otros fabricantes, como Hyundai Motor Group, que recientemente aumentó su inversión en EE.UU. hasta los 26.000 millones de dólares (22.262 millones de euros) para 2028.
La nueva estrategia de la compañía
El giro estratégico contrasta con la política del antiguo CEO Carlos Tavares, que había orientado gran parte del gasto hacia Europa y trasladado operaciones a países de menor coste, como México. En la actualidad, Stellantis atraviesa una fase de reestructuración global, que incluye el replanteamiento de inversiones en proyectos europeos —como su salida de la alianza de hidrógeno con Michelin y Forvia— y la posible venta de su división de carsharing Free2move, según Bloomberg.
La nueva orientación de la compañía ha generado inquietud entre los sindicatos europeos, preocupados por el posible cierre de plantas ante la caída de la demanda de modelos como el Alfa Romeo Tonale o el Fiat Panda. De hecho, la empresa ha paralizado temporalmente la producción en ocho fábricas del continente y Filosa se reunirá con los representantes sindicales italianos el 20 de octubre para abordar el futuro industrial del grupo.















































