viernes, 31 de octubre de 2025 - 12:09:19
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Concesionarios y talleres

Dato, persona y confianza: nuevos ejes de la movilidad sostenible

El dato, la persona y la confianza son los verdaderos motores del cambio. Y solo si avanzamos en equilibrio entre los tres conseguiremos una movilidad más limpia, más conectada y más humana.

España se encuentra a las puertas de una nueva regulación que puede marcar un antes y un después en la forma en que entendemos la movilidad. La Ley de Movilidad Sostenible, que busca alinear nuestro país con los objetivos climáticos europeos, llega en un momento en el que hablar de transporte es hablar de cambio, de eficiencia… pero también de personas.

Porque la movilidad sostenible no se limita a reducir emisiones o impulsar el vehículo eléctrico. Se trata de construir un sistema que permita moverse mejor, no solo menos. Un modelo donde cada decisión —desde cómo producimos los vehículos hasta cómo los reutilizamos, intercambiamos o revalorizamos— esté guiada por datos, colaboración y confianza.

Del cumplimiento normativo al compromiso real

El texto de la ley establece medidas que obligan a las empresas y a las administraciones a repensar su impacto: planes de movilidad sostenible, incentivos al transporte compartido, impulso al modelo de bajas emisiones o la mejora de la infraestructura de recarga. Pero lo realmente transformador no será el cumplimiento normativo sino el cambio cultural que puede derivarse de él.

«Ya no se trata solo de reducir huella de carbono, sino de aumentar la huella de confianza entre clientes, empleados, proveedores e instituciones»

En mi opinión, las compañías que entiendan la sostenibilidad no como una exigencia, sino como una oportunidad de reputación y liderazgo, serán las que consigan marcar la diferencia. Ya no se trata solo de reducir huella de carbono, sino de aumentar la huella de confianza entre clientes, empleados, proveedores e instituciones.

En un contexto de transición como el actual, donde la economía, la digitalización y la sostenibilidad avanzan en paralelo, el papel de los actores intermedios del sector de automoción es esencial. Somos el punto de conexión entre fabricantes, concesionarios, operadores y consumidores, y eso nos sitúa en una posición privilegiada para observar el cambio y, sobre todo, ayudar a gestionarlo con rigor y transparencia.

La movilidad conectada: el poder de los datos bien utilizados

El vehículo ha dejado de ser únicamente un producto físico para convertirse en un generador de información. Cada trayecto, cada recarga, cada operación ofrece datos que pueden ayudarnos a comprender mejor los patrones de uso y anticipar las necesidades del usuario. Pero el valor real no está solo en el dato, sino en cómo lo utilizamos. La movilidad del futuro exige que esa información se traduzca en decisiones más inteligentes, sostenibles y humanas.

Desde Manheim y Cox Automotive trabajamos precisamente en eso: convertir los datos en conocimiento útil, ponerlos al servicio de la eficiencia y la confianza, y crear herramientas que faciliten la toma de decisiones informadas. En la práctica, esto se traduce en una mejor trazabilidad del vehículo, en una comprensión más profunda del mercado y en la posibilidad de diseñar estrategias de movilidad que beneficien a todos los actores del ecosistema.

Colaboración y confianza, verdaderas infraestructuras del cambio

A menudo hablamos de movilidad sostenible pensando en carreteras o puntos de recarga, pero hay otra infraestructura igual de importante: la colaboración público-privada.

La nueva ley abre un espacio idóneo para reforzar este diálogo entre instituciones y empresas, entre el ámbito político y el operativo. Solo así será posible cerrar la brecha que todavía existe entre la regulación y la realidad del día a día.

El futuro de la movilidad no se construirá de manera aislada. Necesitamos una conversación abierta, donde cada agente — desde la Administración hasta las empresas del sector— aporte su experiencia y su visión. En este sentido, las compañías que operan de forma transversal pueden desempeñar un papel clave: aportar datos, interpretar tendencias y servir de puente entre los distintos actores de la cadena de valor.

La movilidad sostenible no será el resultado de una ley, sino de una suma de voluntades. De la capacidad de innovar, de cooperar y de comunicar con propósito. El sector de la automoción ha demostrado en los últimos años que sabe reinventarse. Ahora le toca hacerlo de nuevo, integrando en su ADN no solo la eficiencia, sino también la responsabilidad y la escucha.

Porque, al final, el dato, la persona y la confianza son los verdaderos motores del cambio. Y solo si avanzamos en equilibrio entre los tres conseguiremos una movilidad más limpia, más conectada y más humana.

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