Volvo Cars ha anunciado que recortará 3.000 puestos de trabajo, el 15% de su personal, en su mayoría de oficina, de estos 1.200 serán en Suecia. Esta medida forma parte de una reestructuración mientras el fabricante de automóviles lidia con altos costos, una desaceleración en la demanda de vehículos eléctricos e incertidumbre sobre los aranceles comerciales, según informó el fabricante.
«La industria automotriz se encuentra en un período difícil. Para abordarlo, debemos mejorar nuestra generación de flujo de caja y reducir estructuralmente nuestros costos. Al mismo tiempo, seguiremos garantizando el desarrollo del talento que necesitamos para nuestro ambicioso futuro», declaró el presidente y CEO de la compañía, Håkan Samuelsson, en un comunicado.
Volvo Cars incurrirá en costos de reestructuración de hasta 1.500 millones de coronas suecas (138 millones de euros) que afectarán a sus resultados del segundo trimestre. La empresa dio a conocer el 29 de abril un programa para recortar costos y frenar las inversiones, advirtiendo que los despidos eran inevitables.
Una de las marcas más afectadas por Trump
Asimismo, Samuelsson señaló el 23 de mayo; tras el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de un arancel del 50% a los envíos de la Unión Europea al país americano y que luego un día más tarde atrasó al 1 de junio; que los clientes pagarían una gran parte de cualquier aumento de gastos relacionado con las tasas. Un impuesto de este tipo podría hacer imposible importar uno de sus vehículos más asequibles, el eléctrico EX30, fabricado en Bélgica, a EEUU.
La marca sueca es una de la más afectadas por estas tarifas de la nueva Administración estadounidense. Esto se debe a que la mayoría de sus automóviles se ensamblan en Europa y China.