Hace poco se hizo viral un vídeo de un tiktoker chino que afirmaba que muchos de los bolsos de marcas de lujo europeas se fabrican en realidad en el gigante asiático y no en el Viejo Continente. Para mayor escarnio, en dicho vídeo se citaba lo que costaba realmente un bolso de lujo concreto, materiales de primera calidad incluidos, y el resto —más o menos un 80% del precio total del producto— correspondía a llevar el logo de la marca, según el tiktoker.
Desconozco cuánto hay de verdad en lo que se cuenta en ese vídeo; tampoco sé si el bolso en cuestión lo vale o no. Pero lo que es innegable es que, si hay gente dispuesta a pagar 10.000 euros por un bolso, será por algo. Y ese algo —y que el tiktoker no citaba— es el saber hacer, la innovación que supuso en su momento y, sobre todo, el valor de marca.
En el reciente Salón del Automóvil de Shanghái algunos fabricantes chinos han presentado sus marcas de lujo. Me pregunto si todo es tan fácil como lanzar un producto y ponerle la etiqueta luxury para que el potencial comprador pague más por ese bien que por otro que cumple la misma función, pero carece de ese label.
«a base de copiar diseños y demás es fácil lograr cualquier cosa: lo difícil es tener la idea»
Leí recientemente un interesante informe de la consultora McKinsey acerca de los automóviles de lujo, y entre las conclusiones destaca que solo un tipo de potencial de comprador, el de los buscadores de innovación (el resto son coleccionistas, entusiastas de las altas prestaciones y compradores de estatus) estaría interesado en adquirir un supuesto coche de lujo de origen chino. Más curioso aún es que ninguno de los citados compradores potenciales de este tipo de automóviles se inclinaría a día de hoy por un eléctrico dado su bajo valor residual.
Todo ello me recuerda al episodio del famoso huevo de Colón, por el que el navegante afirmaba que era capaz de mantener de pie un huevo sobre su base, y al demostrarlo, todos los escépticos respondieron con «así cualquiera lo sabe hacer». Y, claro, a base de copiar diseños y demás es fácil lograr cualquier cosa: lo difícil es tener la idea, ser valiente para materializar la misma y convencer al mercado de que vale pena pagar dinero (y mucho) por ella. Y perseverar. A Audi le costó 20 años consolidarse como marca premium. Dudo que una marca china pueda lograrlo de la noche a la mañana por mucha innovación que incorporen sus modelos…
