Tras tres meses al frente del departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos (DOGE, por sus siglas en inglés), el CEO de Tesla, Elon Musk, prometió alejarse de este para centrarse en su empresa después de que los resultados financieros del primer trimestre de esta terminaran con una bajada del 71% de su beneficio neto, hasta los 409 millones de dólares (unos 358 millones de euros), cuando el año pasado este alcanzó los 1.390 millones (unos 1.219 millones de euros).
Por su parte, los ingresos totales de la compañía se posicionaron en los 13.967 millones de dólares (unos 12.242 millones de euros), lo que supuso un descenso del 20% respecto al año anterior. Estas cifras se tratan de las más bajas de la firma desde finales de 2020. Además, el directivo también ha abandonado su pronóstico de un repunte en las ventas de vehículos eléctricos en 2025.
A pesar de esto, Musk aclaró que no abandonará la administración Trump por completo y que probablemente seguirá siendo la figura principal de DOGE hasta el final del mandato del presidente. Tras estas palabras, las acciones de la marca terminaron con una subida del 4,60%, hasta los 237,97 dólares (unos 208,71 euros) —a día de cierre de edición estas se encontraban en unos 268,21 (unos 236,98 euros)—.
Asimismo, los inversores celebraron que el directivo se vuelva a centrar en proyectos críticos de la empresa, entre los que se encuentra un servicio de robotaxi que utiliza vehículos existentes y que se lanzará en junio; o la promesa de Musk de lanzar coches eléctricos asequibles.
La caída en ventas y los malos resultados financieros no son las únicas consecuencias de la aventura política del directivo. Puesto que las...
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