Las elecciones estadounidenses que tuvieron lugar el pasado 5 de noviembre se saldaron con la victoria del candidato republicano, Donald Trump, cuya reelección podría tener un efecto de polarización en la industria de la automoción: mientras que los fabricantes más orientados a los vehículos eléctricos y aquellos alineados con las regulaciones ambientales podrían enfrentar desafíos por la posible retirada o disminución de incentivos gubernamentales, la producción de modelos de combustión interna y la manufactura local podría beneficiarse.
Política arancelaria
Se espera que el Gobierno de Trump reevalúe e incluso incremente los aranceles sobre importaciones de automóviles y componentes. En concreto, el futuro nuevo presidente sugirió instaurar tasas de hasta el 200% en aquellos que provengan desde México, aunque después especificó que la cantidad no es lo importante, sino que actúe como medida disuasoria para que las empresas no se instalen en este territorio.
Y es que compañías como Honda, cuya producción en el país latinoamericano es de alrededor de 200.000 vehículos al año, importa un 80% de estos al mercado estadounidense. También la pick-up Tacoma de Toyota se fabrica en dos plantas mexicanas y vendió más de 230.000.
Igualmente, el vencedor de los comicios propone medidas similares para productos provenientes de Europa, Asia y, específicamente, China. En el caso europeo se habló de que esta podría situarse entre el 10% y el 20% para todos los bienes, aunque también sugirió un «arancel recíproco», que responda al «ojo por ojo». Para el gigante asiático, se refirió a un impuesto del 60% para los automóviles provenientes de allí. Así, junto con incentivos, pretende atraer la producción local.
Mientras tanto, las empresas están rediseñando estrategias para reducir costes y minimizar cruces fronterizos, ante la posibilidad de enfrentarse a estas tasas arancelarias. Ann Wilson, de la asociación MEMA (la Asociación de Proveedores de Vehículos de Norteamérica), advirtió que los próximos cuatro años serán «una montaña rusa» para las políticas comerciales de EEUU, con efectos significativos en la industria automotriz global.
Sin embargo, algunos ejecutivos, como Ryan Grimm, de Toyota, y Tanya Skilton, de General Motors, expresaron confianza en su capacidad para adaptarse. La posible revisión del Acuerdo entre el país norteamericano, México y Canadá (USMCA) en 2026 también agrega complejidad, ya que podría derivar en renegociaciones que incrementen las tarifas sobre vehículos y componentes que no cumplan con los requisitos de origen y laborales establecidos.
Fin de incentivos al VE
El equipo de transición de Trump planea eliminar el crédito fiscal de 7.500 dólares (7.050 euros) para la compra de vehículos eléctricos, como parte de una reforma fiscal más amplia, según publicó Reuters. Sorprendentemente, Tesla, el mayor fabricante de VE del país, expresó su apoyo a esta decisión. Este crédito fiscal...
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