Los concesionarios de las marcas del grupo Stellantis (incluyendo Abarth, Alfa Romeo, Citroën, DS, Fiat, Lancia, Jeep, Opel y Peugeot) han expresado su preocupación ya que las condiciones del mercado hacen «inviable» cumplir con los objetivos de reducción de CO2 para 2025. Esta queja llega a pesar de que el CEO del consorcio, Carlos Tavares, se opone a que se aplace la medida comunitaria dos años, como han propuesto otros fabricantes.
Al respecto, en una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la red de distribución, que emplea a alrededor de 13 millones de personas en Europa, inciden en la dificultad de alcanzar los objetivos de ventas de vehículos eléctricos impuestos por Bruselas. Sin ir más lejos, en septiembre de 2024, las ventas de vehículos eléctricos cayeron un 43,9%, a pesar de que el mercado automovilístico general se mantuvo estable.
«Creemos firmemente que los objetivos de reducción de CO2 fijados para 2025 son inviables en las condiciones actuales del mercado», aseveran. Según inciden en la misiva, la falta de infraestructuras de carga adecuadas y los altos costes de los VE, centrados en modelos premium, alejan a los clientes de la compra de estos vehículos.
El CEO de Stellantis, a favor de que se mantenga el objetivo de emisiones de 2025
Esto contradice directamente la visión del propio conglomerado francoítaloamericano, que recientemente se mostró en contra de retrasar las metas de emisiones, a raíz de la petición de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), que pedía a las autoridades de Europa una regulación de emergencia con el objetivo de dar más tiempo a la industria a adaptarse a las necesidades de la demanda. En palabras del CEO de la empresa, Carlos Tavares, «sería surrealista cambiar las reglas ahora»; y es que considera que todos los implicados conocen la regulación y han tenido tiempo para prepararse.
De manera opuesta, los distribuidores, en contacto diario con los consumidores, señalan una creciente reticencia hacia los cero emisiones, debido a las preocupaciones sobre el precio, la autonomía y la accesibilidad. Esto, insisten, crea una desconexión entre las expectativas de los fabricantes y la realidad del mercado, por lo que apoyan la petición de los fabricantes europeos de retrasar los objetivos de emisiones.
Además, consideran que el actual sistema de medición de emisiones de escape no está alineado con los objetivos de descarbonización, y proponen un enfoque más integral que contemple el ciclo de vida completo de producción para lograr reducciones significativas de CO2.
Los distribuidores advierten de que, de mantenerse el marco regulatorio actual, las multas a los fabricantes podrían reducir la producción en la UE, afectando gravemente a toda la cadena de suministro y poniendo en peligro empleos en el sector. Por ello, piden una transición más gradual hacia la movilidad eléctrica de cara a los objetivos de 2035, que beneficie a todas las partes involucradas.