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Volvo y The Ocean Race, una competición para concienciar sobre la protección de los mares

La Ocean Race no solo es una de las carreras de regatas más famosas del mundo, sino que, además, guarda una estrecha vinculación con la industria de automoción. Durante casi 20 años, Volvo ha colaborado activamente en la organización, convirtiendo la protección del mar en una cuestión intrínseca al campeonato.

Volvo y The Ocean Race, una competición para concienciar sobre la protección de los mares
El encuentro comenzó el pasado 8 de enero y concluirá el próximo 1 de julio.

Si bien hace apenas unas semanas acabó el Dakar,  los aficionados a los retos tienen en estos momentos otra cita con la que saciar sus ansias de competición.  Actualmente está en marcha The Ocean Race,  una  de  las  carreras  de  regatas  más  importantes  del  mundo, debido a su larga duración y a las duras condiciones a las que los contendientes tienen que hacer frente. Un  desafío  que,  pese  a  realizarse  en  el  agua  y  no  sobre  tierra  ni  asfalto,  está  sumamente  vinculado  al  mundo  de  la  automoción gracias a Volvo, una compañía que lleva ofreciendo su apoyo desde hace casi 20 años.

En  origen,  el  campeonato  era  propiedad  de  la  multinacional  británica  de  restauración  Whitbread,  quien,  allá  por  1973,  impulsó  su  primera  edición.  En  aquella  ocasión,  los  participantes  salieron  de  Portsmouth  (Reino  Unido),  lugar  al  que también debían regresar dando la vuelta al mundo. Con una  frecuencia  de  entre  tres  y  cuatro  años,  el  encuentro  se  siguió  llevando  a  cabo  con  recorrido  idéntico  hasta  que  en  1989  se  trasladó  la  partida  y  destino  a  Southampton.

Esta  nueva ubicación se prolongó hasta 2001, cuando se decidió modificar el itinerario y concluirlo en Kiel (Alemania). Fue  ese  mismo  año  cuando  Whitbread  vendió  el  torneo  a  Volvo. La automovilista decidió traerla a España y renombrarla, pasando de ser la Whitbread Round the World Yacht Race a la Volvo Ocean Race. Bajo este patrocinio, la regata comenzó en Vigo en la edición de 2005 y a la siguiente se trasladó a  Alicante,  donde  ha  permanecido  hasta  la  fecha.  Desde  su  salida  en  la  península,  el  punto  de  meta  ha  variado,  siendo  estos: Gotemburgo (Suecia), San Petersburgo (Rusia), Galway (Irlanda),  Gotemburgo,  de  nuevo,  y  La  Haya  (Países  Bajos).

 Otra novedad introducida por el fabricante fueron las paradas en Francia, Alemania y Suecia, debido a que se tratan de algunos de los mercados más relevantes de la insignia en Europa. En la edición en curso, los competidores salieron de Alicante el pasado 15 de enero y tendrán que afrontar siete etapas que  les  llevarán  a  través  de  Cabo  VerdeCiudad  del  Cabo,  ItajaíNewportAarhusLa  Haya  y,  finalmente,  Génova.  En  total, se trata de 36.000 millas náuticas, el equivalente a casi 67.000 kilómetros, que concluirán el 1 de julio.

El compromiso de Volvo

En 2018, Volvo decidió vender la titularidad de la competición a  la  compañía  española  Atlant  Ocean  Racing  Spain,  motivo  por el que el nombre del fabricante ya no acompañará al de la  competición.  Sin  embargo,  debido  a  la  relevancia  que  la  sueca ha tenido en la realización de esta prueba durante los últimos 17 años, la nueva directiva decidió que siguiera colaborando en la organización en calidad de Premier Partner.

No en vano, tanto Volvo como The Ocean Race comparten una porción de su ADN, ya que ambas entidades mantienen un  firme  compromiso  con  el  medio  ambiente.  La  carrera  tiene como objetivo social concienciar sobre la importancia de  los  océanos  y  la  necesidad  de  adoptar  medidas  que  aboguen  por  su  protección.

Con  este  propósito,  promueve  conferencias  sobre  ecología,  participa  y  lleva  sus  propuestas  a  foros  mundiales  e,  incluso,  desempeña  trabajo  de  campo  realizando  mediciones  que  puedan  ser  útiles  para  evaluar  el  estado  del  medio.

Entre  sus  proyectos  actuales  figuran «One Blue Voice» o «Relay4Nature», que busca movilizar a la población por la recuperación de los ecosistemas marítimos,  junto  a  iniciativas  educativas  que  persiguen  concienciar a los más pequeños. Por su parte, Volvo también está completamente implicada en acciones relacionadas con la reducción de la polución y  el  reciclaje.

Ejemplo  de  ello  es  que,  en  2018,  presentó  una  versión  de  su  híbrido  enchufable  XC60  T8  que  ya  incorporaba un importante porcentaje de componentes que habían sido confeccionados con plásticos reciclados. Entre las materias  primas  empleadas  destacaba  la  presencia  de  redes de pescador, un elemento que, más allá de su composición, resulta especialmente dañino para la biosfera por su estructura  en  la  que  quedan  atrapados  peces  y  moluscos.

Es  por  esto  que  la  ambición  de  la  compañía  es  conseguir  que  el  25%  de  los  plásticos  empleados  en  sus  vehículos  sean de origen reciclado en 2025. En  la  misma  línea,  en  abril,  Volvo  realizó  una  inversión  estratégica  en  la  suiza  Bcomp,  que  se  dedica  a  desarrollar  materiales a partir de fibras naturales.

De este modo, podrá implementar en los próximos ejercicios elementos más sostenibles dentro de sus automóviles. La insignia tiene muy definidos sus objetivos medioambientales a corto y medio plazo. Para dentro de dos años, confían en  que  la  mitad  de  sus  ventas  correspondan  a  mecánicas  100% eléctricas y que sus vehículos sean un 40% menos contaminantes que en 2021.

También abogan por una reducción de  los  residuos  y  del  agua  empleada  para  la  producción  de  coches, en un 20% y un 15%, respectivamente.   De  hecho,  la  fecha  en  el  horizonte  para  dejar  de  comercializar  térmicos  ha  sido  fijada  en  2030un  lustro  antes  de  lo  dictado  desde  las  instituciones  europeas.

Asimismo,  para  2040,  la  firma  espera  ser  totalmente  neutra  en  emisiones  (no expulsará gases contaminantes a la atmósfera en ningún punto  del  ensamblaje  de  sus  automóviles),  aplicando  un  sistema de economía circular que reduzca su producción de carbono en 2,5 millones de toneladas al año.

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