La compañía de los cuatro aros ha anunciado en una rueda de prensa, celebrada durante el Gran Premio de Spa-Francorchamps, en Bélgica, que entrará en la Fórmula 1 en 2026. A partir de esa fecha, el reglamento de la competición cambiará para exigir el uso de combustibles más sostenibles y de una mayor electrificación en los monoplazas.
Algo que obligará a todos las participantes a realizar una profunda transformación en sus vehículos y que ha hecho que Audi vea una oportunidad para incorporarse de manera pujante. El presidente de la Junta Directiva de la insignia, Markus Duesmann, ha señalado que el motorsport será para la marca «un laboratorio de pruebas que sugerirá grandes retos», para los que la empresa busca desarrollar nuevas soluciones que puedan ser aplicables a sus modelos comerciales, especialmente en materia de sostenibilidad.
De hecho, el miembro del equipo de Desarrollo Técnico, Oliver Hoffmann, ha confirmado que su división y la responsable de los coches para competición trabajarán estableciendo sinergias entre ambas. La firma ha creado una empresa filial de Audi Sport, dedicada en exclusiva al desarrollo de motores de competición, que estará al cargo de esta iniciativa y cuyo presidente ejecutivo será Adam Baker, quien cuenta con una larga trayectoria en este campo, habiendo trabajado durante tres años para la Federación Internacional de Automovilismo (FIA).
En cuanto al proceso creativo y las pruebas, tendrán lugar dentro del complejo con el que ya cuenta Audi Sport en Neuburg an der Donau (Alemania), cerca de la sede principal en Ingolstadt, que recibirá una mayor inversión y un incremento en las contrataciones.
Por último, la compañía ha indicado que, a finales de este año, dará a conocer la escudería con la que se asociará, aunque Sauber, con la que Alfa Romeo concluirá su relación de 2023, suena como una de las favoritas.