Pablo M. Ballesteros / Ámsterdam (Países Bajos)
La fábrica de Volkswagen en Landaben (Navarra) ampliará la plantilla en unos 1.000 efectivos, gracias a la llegada del segundo modelo a la planta, el SUV recién presentado T-Cross, lo que supondría incrementar el personal en cerca de un 20%. Estas contrataciones se distribuirán de tal forma que 400 empleados entrarán a tiempo completo, previsiblemente en el periodo febrero-abril, cuando la producción estará ya a pleno rendimiento, mientras que los otros 600 se incorporarían más tarde con un contrato parcial, según ha concretado el presidente de VW Navarra, Emilio Sáenz, a La Tribuna de Automoción.
Precisamente, ésta es la parte que será necesario concretar en los próximos meses con el Comité de Empresa de la planta navarra, puesto que probablemente hará falta crear un equipo de fin de semana, con empleados con contratos de 20 horas semanales, que trabajaría 10 horas el sábado y 10 horas el domingo, precisa Sáenz.
Con ese despliegue, VW prevé fabricar 350.000 coches en 2019, frente a los 280.000 de 2018 —hay que recordar que la previsión inicial era ligeramente superior, pero ha habido que reducir las expectativas por la falta de motores que afecta a todo el Grupo—. Este volumen de 350.000 unidades sería prácticamente el máximo que se puede alcanzar, empleando todas las medidas de flexibilidad positiva, según el directivo.
A pesar de que ya en 2011 se consiguió superar esta cifra, el responsable del centro productivo aclara que mientras en ese año había dos cadenas de ensamblaje ahora solo hay una línea rápida, por las obras que ha habido que ejecutar para el nuevo Polo y el T-Cross.
Una producción repartida al 50%
En principio, la intención de la marca alemana es que la mitad de los vehículos que se produzcan en Landaben sean unidades del actual Polo y el otro 50% T-Cross. Esto supondría reducir producción del Polo en España, puesto que a día de hoy se fabrican 1.400 Polos y ahora se pasaría a una cadencia de 700 por cada modelo. Esto beneficiaría a la planta de VW en Sudáfrica, que absorbería esa diferencia, aunque es probable que la demanda del Polo se resienta ligeramente, por la llegada de este SUV.
No obstante, el cambio de 700 Polos diarios por 700 T-Cross beneficia mucho a Navarra, como se hace patente en la necesidad de contratar a esos 1.000 empleados extra, lo que se debe principalmente a que mientras que para producir un Polo se necesitan 13 horas, para el nuevo coche hay que invertir 14 horas, un 7,7% más.
Sobre todo, este mayor valor añadido se debe a que el frontal del vehículo es más complejo, a los plásticos inferiores y a las barras del techo que diferencian el montaje de los dos modelos que comparten la plataforma MQB.
El 60% de los componentes son españoles
Otro aspecto que destaca es el hecho de que, según afirma Sáenz a esta publicación, el 60% de las piezas que componen el T-Cross son de procedencia española y, más en concreto, de los alrededores de la planta. Este hecho también beneficia las sinergias con el Seat Ibiza, con el que comparte muchos componentes y que se ensambla en Martorell (Barcelona) a 400 kilómetros de Landaben.
El T-Cross se fabricará en exclusiva para el mercado europeo en Navarra, pero también se producirá en Curitiba (Brasil) para Suramérica y en China.