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El Grupo Audi consigue un beneficio neto de 3.479 millones de euros, un 68,4% más

Juan Roig Valor / I. Anasagasti / A. Vega / Ingolstadt (Alemania) / Madrid

El Grupo Audi aumentó su facturación un 1,4% respecto a 2016, hasta situarse en 60.128 millones de euros. Esto se tradujo en un beneficio neto de 3.479 millones, un 68,4% más que en el ejercicio anterior. Si nos referimos únicamente a la marca de los cuatro aros, la cifra de negocio alcanzó 51.402 millones (+2,2%).

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Rupert Stadler, presidente del Grupo Audi.

Juan Roig Valor / I. Anasagasti / A. Vega / Ingolstadt (Alemania) / Madrid

El Grupo Audi aumentó su facturación un 1,4% respecto a 2016, hasta situarse en 60.128 millones de euros. Esto se tradujo en un beneficio neto de 3.479 millones, un 68,4% más que en el ejercicio anterior. Si nos referimos únicamente a la marca de los cuatro aros, la cifra de negocio alcanzó 51.402 millones (+2,2%).

La producción de automóviles (incluyendo Audi y Lamborghini) descendió ligeramente (-1,2%), debido a la introducción de nuevos modelos en las plantas, y se situó en 1.879.840 unidades. Las entregas a clientes aumentaron respecto a 2016 (+0,57%) con 1.881.920 unidades, de ellas 1.878.105, llevaban el logo de los cuatro aros. Los modelos más populares de la marca de Ingolstadt siguen siendo el A4 y A3, superando las 300.000 unidades cada uno, aunque los SUV están teniendo una popularidad cada vez mayor, con un aumento del 11% de la gama Q a nivel global. Por regiones, Audi creció en Norteamérica un 8,4%, mientras que Europa y en China lo hicieron con un 1,1%.

En el Grupo Audi —que incluye también a Lamborghini y Ducati— se habían fijado un retorno sobre ventas de entre el 8% y el 10%. Antes de los gastos extraordinarios, 2017 cerró con un rendimiento de 8,4% (8,2% en 2016) pero el Dieselgate redujo en 387 millones sus resultados y sitúo el porcentaje final en un 7,8% (5,1%).

En cuanto al resultado operativo (después de extraordinarios), se situó en 4.671 millones de euros, un aumento del 53% respecto a 2016, que sufrió unos gastos extraordinarios de 1.794 millones, por el escándalo de las emisiones y de los airbags de la empresa Takata. En 2017, el Dieselgate tuve un impacto 387 millones, frente a los 1.632 del curso anterior.

En su conferencia de prensa anual hicieron especial hincapié en la financiación interna a través de flujos de caja neto, como pilar dentro de su plan de futuro 2025, llamado Traction. Si en 2017 se cerró con flujos de 4.312 millones (+105,9%), se prevé que se sitúen entre los 2.700 millones y 3.200 millones para 2018.

Uno de los motivos por los que creen que 2018 será un año lento en comparación a 2017 es por la ofensiva de producto que planea la marca, con 20 lanzamientos previstos, que necesitarán tiempo para “ganar tracción” en el mercado. Además, los cambios legislativos en el sistema de medición de emisiones supusieron también un aumento en los gastos, que serán neutralizados en el medio plazo, según la junta directiva.

Es precisamente el endurecimiento respecto a las emisiones lo que ha llevado a Audi a transformar la planta de Bruselas —certificada como neutral en emisiones— hacia una producción de vehículos eléctricos. De sus líneas saldrá el e-Tron, el primer SUV eléctrico de la marca. También contará con una versión deportiva a partir de 2019, que será producida por Audi Sport en la fábrica de Neckarsulm (Alemania).

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