Ignacio Anasagasti / Toledo
Seat enriquece su oferta de producto de Gas Natural Comprimido (GNC) —compuesta ya por el León y el Mii— con la comercialización de una versión del Ibiza —denominada TGI—, que está disponible en todos los acabados. En la presentación del coche a la prensa, los directivos de la automovilística no han dejado lugar a dudas de que esta apuesta tecnológica va a ser un completo éxito de ventas y la palanca con la que el constructor espera cumplir con los objetivos de emisiones medias de CO2 en la UE en 2020. Para entonces, las previsiones que maneja la española es que esta energía alternativa represente como mínimo un 10% de su mix de matriculaciones, según comentó el director de Seat España y máximo responsable global del desarrollo del GNC, Mikel Palomera.
Este pronóstico se sustenta, por un lado, en los resultados comerciales ya cosechados en los 10 mercados en los que se opera. Por ejemplo, en Italia, un país muy gasista por los incentivos públicos que se han movilizado, se copa un 50% de las entregas del Ibiza y un 30% del León. En España, por su parte, al cierre de 2017, se contabilizaron 1.042 unidades vendidas, un 221,6% más que en 2016, registrándose una cuota sobre el total de ventas del 1,1% —en el último trimestre se llegó a un 10,6% en particulares—. Para este año, las estimaciones son de que se alcance alrededor de un 5%.
El crecimiento se potenciará cuando la red de gasineras sea más extensa. Un escenario que se espera para finales de 2018, cuando debería haber más de 100 puntos de suministros de combustible. Actualmente, están operativos 57 públicos y está planificado que se pongan en marcha, al menos, otros 45 fruto de un acuerdo de Seat con Gas Natural Fenosa. Las nuevas estaciones de servicio se montarán en las inmediaciones de los concesionarios de la marca y del resto de firmas del Grupo VW. Con este despliegue, el fabricante con sede en Martorell abrirá de par en par las puertas del canal de flotas, gestándose "un salto cuántico de ventas", debido que el TGI "es un producto imbatible en costes".
El otro gran vector que invita a Seat a ser optimista sobre la evolución de esta tecnología es la propia inercia que está cogiendo el mercado, por las restricciones a la circulación en las grandes ciudades. Entre las ofertas de producto disponibles, el GNC es la más interesante en su conjunto, según destacan desde la marca. Primero, por precio del vehículo, que es un poco más elevado que las mecánicas de gasolina y diésel; y por su eficiencia de funcionamiento respecto a los motores convencionales, el GLP y los híbridos no enchufables. En un uso de 100 km, el Ibiza híbrido de GNC y gasolina es un 46% más económico que la versión equivalente de gasolina, un 31% más que una de gasóleo, un 22% más que una híbrida y un 17% más que una de GLP.
El Ibiza TGI, dotado de la etiqueta ECO de la DGT, cuenta con un propulsor 1.0 de tres cilindros y 90 CV —la potencia más demandada en el utilitario—, asociado a una caja manual de cinco relaciones. El modelo funciona por defecto siempre con gas —hay dos depósitos que permiten una carga de 13 kg y una autonomía de 394 km—, salvo cuando se agota o en los arranques hasta que el líquido refrigerante alcanza los 10º C, lo que sucede en no más de un minuto. Para alimentarlo de gasolina, dispone de un depósito de 40 litros, que otorga una autonomía adicional de 800 km. En modo gas, las emisiones medias de C02 son de 88 gramos frente a los 114 de la gasolina.
Con esta configuración, el Ibiza, que ha obtenido cinco estrellas Euro NCAP, conserva casi las mismas prestaciones que la variante solo de gasolina. Únicamente se diferencia en que la velocidad máxima se reduce en 2 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h se alcanza un segundo después. Dos cuestiones en cuyo origen está que el motor es 5 CV menos potente y que el modelo pesa 117 kg más, fundamentalmente, por los dos bidones de gas —reducen a su vez la capacidad del maletero en 93 l, hasta 262—.
Durante febrero y marzo, Seat venderá el coche al mismo precio que la versión equivalente de gasolina al asumir el sobrecoste de 2.000 euros, que se restaría al valor de lista. El acabado más básico (Reference) parte de 17.110 euros. Con la venta, Gas Natural Fenosa entrega al cliente un bono de 200 euros para repostar, que se suma al depósito lleno que llega de fábrica. Una vez en uso, el mantenimiento es algo superior al del modelo de gasolina —cerca de 100 euros más en un periodo de cuatro años—, puesto que es necesario cambiar el aceite y los filtros todos los años.