Ignacio Anasagasti / Barcelona
El vicepresidente ejecutivo de Anfac, Mario Armero, ha señalado que 2017 es un año de "luces y sombras" para el sector de automoción en España. En su opinión, si bien se han sucedido diversas noticias positivas y hay ámbitos en los que la industria se está mostrando fuerte, como las ventas en los canales de empresas y rent a car, por otro lado, hay frentes que padecen síntomas de debilidad, entre ellos, dentro del ámbito comercial, las matriculaciones de particulares, y dentro del industrial, la evolución de los volúmenes de vehículos ensamblados en las factorías.
Respecto a la primera cuestión, Armero, que ha intervenido en el 32º Encuentro de Automoción del IESE en Barcelona, ha explicado que las entregas a clientes privados están creciendo un 3% en turismos, "por debajo de los objetivos de Anfac", que se concretan en que la variación al alza de las operaciones debería al menos "doblar el crecimiento del PIB en España", que este ejercicio va a situarse en torno al 3,1%. En este sentido, concretó que el mercado español de particulares debería aumentar "por encima del 6% para hacer realidad una renovación del parque".
En relación a la producción, destacó que, aunque España ha vivido entre 2012 y 2016 "una historia de éxito en la industrialización", en estos momentos las factorías atraviesan un momento de impás, sobre todo por la reducción de pedidos de algunos de los principales mercados de exportación. En este sentido, confirmó que este año no se va a cumplir el objetivo de fabricar tres millones de vehículos, que la asociación se marcó en 2012 con la presentación del Plan 3 Millones. "Vamos a producir un poco menos que en 2016" - 2.885.907 vehículos-, subrayó el directivo, quien añadió que la meta estratégica se ha retrasado a 2018.
Con este escenario tanto comercial como fabril, Armero urgió a que todos los agentes que intervienen en el sector, tanto las empresas, los sindicatos y los gobiernos como los concesionarios, se pongan a trabajar de forma conjunta para "analizar qué está pasando" y se reconsidere la agenda de trabajo sobre el automóvil.
El vicepresidente ejecutivo insistió en que las administraciones españolas deben prestar más atención a la industria y puso como ejemplo la política que se ha llevado en los últimos tiempos en Reino Unido, donde se ha puesto en marcha un paquete de incentivos de 1.100 millones de libras; en Francia, con la aprobación de planes de renovación; y en Alemania, que celebró en verano una cumbre que reunió a cuatro ministros para abordar el cambio tecnológico de las motorizaciones. "Me produce envidia", sentenció.
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Armero declaró que los fabricantes "no retrasan la ambición de país", consistente en que España sea capaz de asumir un papel de liderazgo en las nuevas formas de movilidad, en la industria 4.0 o en la conectividad.
Para contribuir a que esto se haga realidad, el responsable de Anfac comentó que es fundamental que se experimente una "transición ordenada" hacia las nuevas tendencias automovilísticas, lo que supone apoyar al vehículo alternativo de manera decidida aunque en su justa medida, sin olvidar el desarrollo de las tecnologías diésel y gasolina que en 2030 representarán todavía más de un 50% de las ventas.
Entre las propuestas que lanzó Armero para reforzar al sector en España subrayó la necesaria reforma integral de la fiscalidad del automóvil, desde el impuesto a los hidrocarburos hasta el de transmisiones patrimoniales. "Pedimos una fiscalidad más contemporánea que integre las emisiones de CO2 y NOX y por qué no el poder adquisitivo", concluyó.