Ignacio Anasagasti / Madrid
La tercera generación del Mini ha recibido al segundo integrante de la familia. Tras el lanzamiento de la carrocería de tres puertas (hatch) en febrero, le acaba de llegar el turno a la de cinco puertas –disponible en los concesionarios desde el 16 de octubre-, toda una novedad para un modelo mítico. Presentado en primicia mundial en el pasado Salón de París, el coche tiene muchas cosas en común con su hermano pequeño. Para empezar el diseño, con un frontal idéntico hasta el pilar A, donde destacan los tradicionales faros redondos y la parrilla hexagonal; y como no podía ser de otro modo dentro de la marca británica, la conducción deportiva y nerviosa.
Este dinamismo, que denominan sensación go-kart, se ve sustentado por una oferta de motorizaciones compartida con el tres puertas, formada por tres motores de gasolina 102 CV, 136 CV y 192 CV) y tres diésel (95 CV, 116 CV y 170 CV), que pueden llevar asociada una transmisión manual o automática de seis velocidades. Todos estos propulsores están disponibles desde el inicio, salvo los de acceso (95 CV y 102 CV) que llegarán a mediados de noviembre.
El común denominador también alcanza al ámbito tecnológico, donde destaca entre el equipamiento el head up display, el control de crucero, el asistente de aparcamiento, el sistema de detección de señales de tráfico o el sistema de infoentretenimiento Mini Connected, que permite integrar los smartphones en el coche.
Más espacio
Al margen de las coincidencias con la versión tres puertas, la de cinco se desmarca en diversos campos para crear su propia personalidad y así poder acercarse a un público mayor. Lo más reseñable, sin duda, son las diferencias que se dan en cuestión de dimensiones. El coche nuevo, que crece 16 cm de largo hasta los 3,98 m, ha visto aumentada la distancia entre ejes 7 cm, lo que se traduce en un mayor espacio en los asientos traseros a la altura de las rodillas y en la posibilidad de que se sienten hasta tres personas, aunque en ningún caso de gran tamaño. Aparte de ello, el voladizo trasero es 9 cm más largo, una variación que se nota en el maletero, cuya capacidad es de 278 litros, 68 más que la versión de tres puertas.
En cuanto al apartado comercial, el modelo, que se vende desde 19.350 euros –todas las versiones tienen un sobrecoste respecto a la carrocería hatch de 900 euros-, ha venido a apuntalar la apuesta de Mini por el canal de particulares, un área en la que experimentó un crecimiento de ventas interanual del 27% hasta septiembre, según informó a esta publicación, en la presentación de producto, el director de la marca, Manuel Terroba, quien añadió que la estrategia en favor de estos clientes se debe, principalmente, a que las operaciones dejan más margen a los concesionarios.