Alberto Gutiérrez Molinero/ Madrid
La distancia entre la eficiencia que los fabricantes homologan para sus coches y la real se ha incrementado en los últimos años en Europa. Las emisiones de dióxido de carbono de los nuevos automóviles en la UE son un 25% superior a aquellas que la marca declara, según un estudio que ha llevado a cabo el Consejo Internacional del Transporte Limpio (ICCT).
Estas cifras son mucho más elevadas que el 10% de diferencia que se registraba de media hace diez años. La diferencia entre el consumo y emisiones nominales y las reales pueden ser un problema de cara a cumplir los objetivos europeos de emisiones, que se sitúan en 95 gramos de CO2/km para 2020.
Los fabricantes alemanes son los que más diferencia registran entre las emisiones homologadas y las reales. BMW publicó cifras un 30% inferiores a las reales, mientras que las de Audi son un 28% menores y las de Mercedes un 26%.
Por su parte, Renault y el Grupo PSA Peugeot-Citroën situaron sus cifras un 16% inferiores a las reales y Toyota un 15%.
Según el estudio, basado en el análisis de cerca de medio millón de vehículos, la diferencia supone para los usuarios europeos un incremento de 300 euros al año de media.
El Parlamento Europeo está trabajando para implantar en 2017 un nuevo sistema de medición de la eficiencia para que se ajuste más a la realidad, aunque algunos miembros de la Comisión Europea tratan de ampliar ese plazo hasta al menos 2020.