Alberto Gutiérrez Molinero/ Madrid
La historia de Saab ha tomado tintes de novela shakesperiana. Mientras sigue en el aire el futuro de la compañía tras ser adquirida por el consorcio eléctrico de capital chino-japonés, NEVS, la vieja propietaria de Saab, Spyker, se ha asociado con otro viejo conocido de la compañía sueca, Youngman, para desarrollar vehículos premium.
Para ello, anunciaron ayer un acuerdo de creación de dos sociedades en común. Una de ellas se dedicará a la fabricación de vehículos de alta gama a partir de la plataforma Phoenix, desarrollada por Saab en su momento y cuyos derechos pertenecen desde el año pasado a Youngman.
Con esta jugada, ambas empresas consiguen eludir por fin el marcaje que hasta el momento les había hecho General Motors, antigua propietaria de Saab, que el año pasado vetó a última hora la compra de la marca sueca por parte de Youngman gracias a las patentes que la norteamericana todavía poseía sobre la escandinava.
En esta nueva sociedad Youngman mantendría el 80% de las acciones, mientras que Spyker se haría con el 20%. Los coches no se empezarían a fabricar antes de dos años y competirían en el segmento de BMW, Audi o Mercedes.
La segunda sociedad, recogería el trabajo de Spyker de los últimos seis años, en los que ha estado desarrollando un SUV de lujo conocido como D8 y saldría la venta antes de que finalizara el 2014.
Despejar incógnitas
Mucho antes de esa fecha tendrán que haberse despejado alunas incógnitas sobre los restos del naufragio de Saab. Para empezar, la propia reestructuración de capital que Spyker anunció ayer y por la que Youngman se hará con el 29,9% de las acciones de la empresa holandesa a cambio de un desembolso de 10 millones de euros.
Además deberá resolverse el litigo que mantiene Spyker con General Motors, a la que reclama 3.000 millones de euros (casi 2.500 millones de euros) por ser la responsable de llevar a Saab a la bancarrota.
La compañía holandesa considera que el veto de GM a la venta de Saab por parte de Youngman fue ilegal e impidió la reestructuración de la empresa y que ésta pudiera volver a ser rentable. GM tiene hasta el 28 de septiembre para que responda a la demanda, tras la prórroga de 30 días que Spyker ha dado a la norteamericana.
