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Citröen DS3: adictivo

El DS3 nace con vocación de líder. Es un vehículo que no se amilana ante la competencia, ni ante sus dimensiones, ni siquiera ante los tabú existentes en el sector. Es un vehículo con un tamaño contenido pero que supera con creces lo que uno se puede esperar de él. Huelga hablar de su atractivo natural, personalizable hasta lo cansino, pero lo importante aquí  es su interior, tanto el del habitáculo como el mundo que existe debajo de su capó, que engancha.

El DS3 nace con vocación de líder. Es un vehículo que no se amilana ante la competencia, ni ante sus dimensiones, ni siquiera ante los tabú existentes en el sector. Es un vehículo con un tamaño contenido pero que supera con creces lo que uno se puede esperar de él. Huelga hablar de su atractivo natural, personalizable hasta lo cansino, pero lo importante aquí  es su interior, tanto el del habitáculo como el mundo que existe debajo de su capó, que engancha.

Dispusimos de una unidad equipada con un motor gasolina THP de 1.6 litros y 150 caballos. Muy cómodo una vez estás dentro pero, sobre todo, su gran nervio, su agilidad y el desarrollo de su potencia tienen mucho peligro para el conductor, puesto que puede crear adicción.

La nueva creación de Citroen podría aceptar un gran número de calificativos, de lo más variopintos, y todos relacionados con su comportamiento nervioso, su agilidad, su aplomo en la carretera, su comodidad en el interior y el rendimiento de su motor. Pero lo cierto es que este vehículo crea adicción, desde que uno se acerca por primera vez a él hasta que tiene la suerte de ponerse ante el volante y conectar el motor.

Destila deportividad en cada uno de sus elementos, y en marcha esta sensación sport no se detiene en ningún momento. De hecho, son muchos los momentos en los que su comportamiento, y las sensaciones del conductor, se asemejan más a las de un vehículo de rallys o circuitos que a la de un coche de rally. De hecho, tiene una función difícil de igualar. Es el vehículo postulado por Citroen para sustituir al actual C4 WRC en el mundial de rallys ante el cambio normativo previsto para el para el próximo año. Y los registros a igualar son largos, y los pilotos que albergará en su interior no se lo pondrán fácil, con un Loeb que por el momento ya ha conseguido siete títulos de campeón del mundo.

Línea es agresiva

En su frontal destacan el doble chevron que preside la calandra, alargada, y que une ambos faros. Además, otro detalle acertado desde la marca ha sido la presencia de leds en las branquias laterales de los parachoques, más abiertas que en su hermano popular, y que con las luces en modo auto, quedarán siempre encendidas, adelantando la normativa europea que entrará en vigor en unos años.

Su perfil es más estilizado, mediante sus tres puertas, de tamaño considerable y amplia apertura, permite el juego de diseño de las lunas traseras así como del arco central. Los ventanales traseros quedan con un tamaño más amplio y se une a la luna trasera para dar una percepción de cristal corrido. Además, su trasera es limpia de elementos y con un diseño diferente de los faros traseros.

Pero lo interesante para los verdaderos amantes de los automóviles, y de la velocidad se encuentra en su interior, y no me refiero a su diseño atractivo, a sus mandos completos pero simples y colocados de forma intuitiva, a sus asientos con aires de backet o a su volante cortado de cuero, sino al sonido del motor.

Sonido que encandila

Cuando uno gira la llave ve cómo se activan todos los mandos, cómo se iluminan las esferas y cómo se activan todos los elementos, pero hay un elemento que se erige por encima del resto. Un motor que se activa, la unidad probada era gasolina, ruge como si hubiera sido despertado de la siesta y pronto cae al relentí. El habitáculo ha sido insonorizado para evitar ruidos, pero la presencia del motor no se puede tapar. Cae a sus bajos de revoluciones esperando nueva orden. Éste es uno de los detalles que más hacen recordar la competición, un motor que da sensación de ahogado pero que reacciona con furia ante el pisotón en el acelerador.
El volante es suave, y tiene un amplio radio de giro. Sólo hay que dirigir el coche hacia la salida para entrometerse en la ciudad y superar una vez más la guerra del día a día.

Sus escasas dimensiones le permiten una gran agilidad en la ciudad, por excesivo que sea el tráfico o por estrechas que sean las calles a recorrer. Cuenta con una suspensión trabajada y rebajada en distancia con el suelo, de tipo pseudo-McPherson delante y de paralelogramo deformable detrás. Además, las horas de pruebas han permitido una configuración que permite al DS3 el entendimiento de la carretera por la que discurre nuestro tránsito. En parte esto se consigue gracias a los anclajes Bi-densidad del tren delantero que aseguran un excelente filtrado cuando se atraviesan zonas bacheadas, asegurando al mismo tiempo un buen mantenimiento del aplomo y de la estabilidad en el paso por curva, incluso aunque se vaya un poco pasado de velocidad.

El coche se pega al suelo y pese a su nervio y garra, parece que va sobre raíles, unos raíles que dirige uno con el volante, y a ello ayuda uno de sus grandes secretos: la rebaja del peso conseguida a igualdad de tecnología, un laborioso trabajo que ha llevado la revisión de cada una de las piezas del vehículo por separado.

En cuanto a las comodidades del propio vehículo, son muchas las que se podrían destacar, no en vano pertenece a una gama Premium, pese a sus dimensiones de utilitario, cada día con más competencia, por lo que el reto era ya difícil desde la base. Se podrían enumerar los asientos de cuero, la calidad de los acabados, el navegador, las llantas de aluminio de dieciocho pulgadas, la innumerable variedad de acabados que tiene para personalizar tu coche, para hacerlo único y aun más exclusivo si cabe. Desde la Tribuna de Automoción debemos reconocer la belleza de la unidad cedida puesto que la bicromía granate y negra del exterior se repetía en el interior, en cuero, y tanto en asientos como en el salpicadero y puertas.

Pero es el turno del equipo de sonido. Para los amantes de la conducción, la sonoridad del propio motor bastaría para acompañar en el desplazamiento, pero para aquellos que gusten de la música, Citroen ha instalado un sistema HiFi es digno del propio salón de uno. Se le ha dotado de una tercera vía central, situada en medio de la parte central del salpicadero, y de un cajón de graves amplificado en el maletero, consigue un sonido de altísima calidad, que consigue sin distorsión, elevar la música mucho más allá de lo que podría ser comprensible dentro del propio habitáculo.

Y aquí llega el segundo punto positivo de la insonorización, puesto que el sonido del interior apenas se escuchará en el exterior.

El DS3 es un vehículo que en su forma y comportamiento sorprende. Es vehículo de tamaño utilitario pero con vocación de querer ser mayor, de batirse con los superiores, y de ganarles. Podría calificarse con un coche destinado a agradar la rutina de la gran ciudad, de permitir el divertimento, y de levantar las pasiones de unas almas que si bien antes soñaban con vehículos de gran tamaño ahora los querrán pequeños pero juguetones.

Uno cuando se sienta ante su volante sólo puede disfrutar, y es tal el punto de sinergia entre humano y máquina que puede llegar a crear adicción.

Motorizaciones

El DS3 llega al mercado con cinco motorizaciones disponibles, dos diésel y tres gasolina. Los diésel pasan por ser un mismo HDi 1.6 litros, aunque el primero rinde a noventa caballos y el segundo a 110. Mientras, los gasolina son dos VTI de 1.6 y 120 caballos, los cuales están diferenciados por los consumos y emisiones, mientras que el último, y más potente de la gama es el THP de 1.6 cc y 150 CV.

Los orígenes del DS3

Citroen hace algunas fechas se planteó plantar cara a lo existente en segmento de los utilitarios pero con calidades Premium, un sector que ha dado grandes resultados a las marcas que han apostado por ellos. Así, entendieron que era el mejor momento para rescatar del pasado, y del posible olvido, unas siglas, DS, un vehículo, más conocido como tiburón, que surgieron en la Francia de los cincuenta y que se convirtió en el accesorio imprescindible para el glamour, el lujo y poder de la década siguiente, siendo coprotagonista de algunas películas francesas de la mejor época del cine galo, así se ha unido su figura a la de actores considerados como auténticos galanes.

Con esos precedentes, y con esa información subversiva, la dirección de Citroen decidió asociar esas dos siglas a la gama distintiva de la marca y darlo a conocer mediante el nuevo C3, con un renombramiento de éstos por los que, aunque tendrían el mismo número que le indica el segmento al que pertenece, sustituiría la C por las siglas surgidas hace medio siglo. Aunque los cambios no quedarían únicamente en las siglas, puesto que las diferencia llegan en todos y cada uno de los planos del vehículo. / CARLOS OLMO.

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