La fábrica de Seat en Martorell (Barcelona) tiene un objetivo diario marcado de 2.510 unidades. De ellas, 1.140 se hacen en la línea 1 (Ibiza y Arona), 1.092 en la 2 (Seat León y Cupra León y Formentor) y 278 en la 3 (Audi A1). Sin embargo, según su director, José Arreche, el 6 de febrero de este año se alcanzó la histórica cifra de 2.646 vehículos en 24 horas.
De cara al cierre del ejercicio, el responsable de la factoría, que estuvo presente durante el arranque oficial de la producción del Cupra León y del Formentor en la línea 2, espera superar las 500.000 unidades, lo que le acercaría a batir la producción de 2019, cuando se hicieron 500.005 coches, aunque aún estaría lejos de las 516.646 del año 2000. Esta previsión, según señala, se va actualizando mes a mes.
Eso explica la diferencia entre la cifra que señala el vicepresidente de Producción y Logística, Markus Haupt, que apunta que el pronóstico para la planta barcelonesa es de 519.000 unidades, que es la que se fijó en marzo de 2024, cuando inicialmente se había establecido 487.000, frente a las 443.443 de 2023.
Seat Martorell: en pleno proceso de transformación al eléctrico
Un número que ha ido variando en parte por los problemas de falta de cajas de cambio y de motores, que ha provocado paros principalmente en la línea 1. Este problema en la cadena de suministro se atajará en el corto plazo, según confía Arreche, a preguntas de La Tribuna de Automoción.
La llegada de la actualización de los Cupra León y Formentor no es el único cambio que están viviendo las instalaciones de Martorell. En agosto comenzarán las obras en la línea 1 para poder recibir el proyecto Small BEV, personalizados en el Cupra Raval y el VW ID.2, ambos coches 100% eléctricos.
En principio, se prevé que la cadena esté lista a finales de 2025, momento en el que empezaría a montar preseries de estos modelos, para comenzar a fabricar en serie en 2026. Durante ese periodo el Seat Ibiza y el Arona pasarán a formar parte del sistema 3 y convivirán con el Audi A1.
Al respecto, Haupt aclara que ese traspaso es posible hacerlo en cuatro semanas, durante las que se actualizarán los flujos de materiales y de las actividades de trabajo, puesto que ahora el volumen es muy inferior. De hecho, pasará de un turno a tres.
La importancia de la inteligencia artificial
Los cambios físicos en la factoría —hasta en el área de pinturas se han ejecutado variaciones para poder acoger a los cero emisiones— conllevarán una inversión de 3.000 millones de euros, el doble de lo que se destinó para levantarla de cero en 1993 (1.430 millones). Sin embargo, no serán las únicas acciones, puesto que también se realizarán 300.000 horas de formación para los empleados.
La mayor cualificación de los empleados se une a una inversión en I+D+i que se traduce en emplear inteligencia artificial para comprobar varios puntos del proceso productivo, con el fin último de llegar a los cero defectos.
Por ejemplo, con 20 cámaras se verifican 60 puntos del chasis (70 en el caso de los híbridos enchufables) antes de que se junte con la carrocería, en el momento conocido industrialmente como la boda. También se comprueba que no haya impurezas en el proceso de pintura o que las piezas estén perfectamente encajadas sin que sobresalgan.