La diferencia entre la participación de Renault en Nissan y viceversa es, desde hace años, motivo de tensión. Los rumores sobre un reequilibrio de la situación suenan desde abril —como recoge el número 621 de esta publicación—, y han vuelto a recobrar fuerza en las últimas fechas, especialmente tras el comunicado conjunto en el que admiten «negociaciones sobre diferentes iniciativas» para «reforzar la cooperación y el futuro de la Alianza». La corporación del rombo controla un 43% de su socio con derecho a voto, mientras, a la inversa, la japonesa solo posee un 15% de la gala, sin influencia en la toma de decisiones. Así, el Wall Street Journal se hizo eco de que la nipona habría vuelto a presionar a la liderada por Luca de Meo para que se deshiciera de una parte, hasta igualar los porcentajes que los fabricantes poseen del otro.
En cualquier caso, las fuentes citadas aseguran que la europea no se desprendería de golpe de ese 28% de su participación, pues el contexto económico ha depreciado su valor. Una posible vía es colocarla en un fideicomiso y dar a la asiática derecho prioritario de tanteo sobre cualquiera de las acciones que se ponga a la venta. Por su parte, Nissan no tendrá problemas de liquidez para afrontar la recompra de sus títulos —actualmente valorados en cerca de 4.000 millones de euros—, como muestran sus resultados del primer semestre, en los que reportaron 1,47 billones de yenes en efectivo (10.400 millones de euros).
El rol de Ampere
Lo que sí confirma la nota es que la japonesa está «considerando...
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