El Grupo Volkswagen ha puesto en marcha un plan de contingencia para reducir su consumo energético en un 20% sin tener que frenar su producción y poder capear la crisis existente. Sin embargo, sigue dependiendo de los componentes que proceden de compañías externas, muchas de las cuales sí tienen un gasto intensivo en electricidad y gas. Así, de los 7.000 proveedores de la corporación en Alemania y Europa Central, cerca de 2.000 (28,57%) ya le han avisado de que, si la situación no cambia en octubre, podrían tomar la drástica decisión de dejar de operar, según han informado a La Tribuna de Automoción fuentes del sector.
Estas empresas se verían abocadas a detener máquinas debido a que, en el contexto actual, no les es rentable continua en funcionamiento. La situación no solo afectaría a la firma de Wolfsburgo, pues muchas de ellas suministran también al resto del sector.
Consecuencias a largo plazo
El reciente ataque al gaseoducto Nord Stream ha sumado un problema más a la crisis de precios y aprovisionamiento de esta materia que está afectando a Europa, sobre todo a los países con mayor dependencia de Rusia, entre ellos Alemania. De este modo, el Gobierno germano pidió a su industria que recortase el consumo energético, ante la posibilidad de afrontar escasez cuando se agoten las reservas, que hoy están al 91,28% a nivel nacional y al 88,25% en todo el continente.
Por ejemplo, BMW ha confirmado que ha reducido un 15% su consumo de gas natural, con posibilidades de incrementar el porcentaje, aunque no consideran que vayan a sufrir un mayor impacto este 2022.
Mercedes-Benz, por su parte, cifra su rebaja en un 10%, pero esta podría llegar al 50% si fuese necesario. Además, actualmente trabajan en montar piezas adicionales que necesitan de esa fuente de energía, por si se endurece el racionamiento en el futuro próximo.
Sin embargo, y a pesar de todos sus esfuerzos, la producción se podría ver afectada igualmente si sus proveedores cesan su actividad, como están alertando. «Como alternativas a medio plazo, nos centramos en una mayor localización, la reubicación de capacidad de fabricación o alternativas técnicas, similares a las ya habituales en el contexto de escasez de semiconductores y otras disrupciones de la cadena de suministros», ha declarado el jefe de Compras del Grupo VW, Geng Wu.
VW Navarra, con capacidad para incrementar su producción en 1.135 unidades semanales
En el hipotético caso de que el consorcio alemán tuviera que reducir la producción en Centroeuropa por los problemas energéticos, esto podría conllevar que los países del sur dispusieran de más semiconductores, permitiéndoles ensamblar más unidades de las que ya hacen. No tanto así, asumir nuevos modelos, puesto que las inversiones y los plazos de preparación de las factorías —mínimo nueve meses, siendo extraordinariamente veloces—, lo dificultaría mucho, y más para implementarlo durante un periodo corto de tiempo por un aspecto coyuntural.
Por ejemplo, en el caso de la planta de VW Landaben (Navarra) podría llevarles a implementar un turno de desplazamiento de pausas, lo que implica que en los descansos de los operarios no se para la línea. Esto supondría sumar 40 minutos más de producción durante la mañana, otros 40 por la tarde y 50 por la noche.
En total, se incrementaría la actividad 130 minutos al día, por lo que teniendo en cuenta que se hace un coche cada 55 segundos, permitiría, llevando al máximo la fabricación, hacer 141 coches más, que se sumarían a los 1.438 T-Cross, Taigo y Polo que ya se ensamblan a diario. Es decir, de lunes a viernes, el alza podría alcanzar los 705.
A esta cifra se podrían añadir otras 430 unidades que harían en caso de implementar un turno de mañana de sábado, por lo que empleando estas dos cuestiones, que están recogidas en el convenio colectivo —desplazamiento de pausas, más abrir la planta el sexto día—, podrían aumentar la producción en 1.135 coches, un 15,8% más sobre los 7.190 semanales que ya monta.
El invierno está asegurado
Para que se diese esa circunstancia harían falta tres ingredientes. El primero, que Alemania lo pida; el segundo, que los sindicatos navarros lo acepten, algo que no debería suponer un problema ya que son medidas de flexibilidad ya contempladas; y el tercero, que hubiera disponibilidad de piezas para incrementar los tres modelos de Landaben.
No obstante, el primer factor —que la central de Wolfsburgo lo requiera— se antoja complicado, toda vez que el Grupo VW ha afirmado que no va a tener problemas de producción en la región centroeuropea este invierno gracias al plan de contingencia que ha articulado, que le permitirá operar con normalidad durante los próximos cinco o seis meses. No obstante, también avisan de que, si la situación no mejora, comenzarían a sentir la escasez desde junio de 2023.
Esta hoja de ruta incluye medidas de eficiencia energética como, por ejemplo, la reducción de las temperaturas en Alemania a 17 grados en las fábricas y 19 en oficinas. Además, estima que, en ambos casos, se podría reducir un grado más. A mayores, desde el consorcio germano aseguran que ya han disminuido el consumo de gas en torno al 20% aumentando el uso de carbón y otros combustibles fósiles, dentro del compromiso de los países de la UE de recortar su uso un 15%.
