El ataque de Rusia a Ucrania, que empezó el 24 de febrero, obligó al bloque occidental a tomar represalias. Como castigo, los activos financieros en el extranjero del país liderado por Putin fueron congelados, algunos de sus bancos vetados del sistema SWIFT y sus aerolíneas excluidas del espacio aéreo de muchas naciones, entre otras medidas. Una de ellas, el bloqueo a las exportaciones de chips y otros componentes tecnológicos golpea de pleno a la industria automovilística, ya en crisis con estas piezas.
Según datos de la Asociación de Fabricantes Rusos, en 2021 se fabricaron 1.566.317 vehículos, un 9,1% más, mientras que en materia de ventas la cifra ascendió a 1.741.965. Ucrania, por su parte, sumó una producción mucho más modesta, de 4.952 unidades en 2020, el último dato de la Organización Internacional de Constructores de Automóviles, y unas matriculaciones de 102.812 unidades el pasado curso, según Marklines. Unos números en ambos casos que se verán impactados.
Uno de los más perjudicados por la respuesta internacional a la guerra será el Grupo Renault, que tiene en Rusia su segundo mercado en volumen de negocio por detrás de Francia. Además, posee una planta de montaje en Moscú y…
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