El Grupo BMW confirmó en su conferencia anual con la prensa su apuesta por la movilidad eléctrica y sostenible, a través de un catálogo de 15 modelos cero emisiones este mismo año, sumando los que se encuentran en preproducción y los que ya están fabricándose. La expectativa está en acumular más de dos millones de VE vendidos para el final de 2025, que a finales de década serán 10 millones. Para ese 2030, el objetivo es más ambicioso y se esperan 1,5 millones de entregas de eléctricos anuales, lo que supondría el 50% de las ventas globales.
La compañía destacó a lo largo de su presentación la Serie 7, a la que este ejercicio se le unirá el BMW i7 —cuyo prototipo estuvo presente en el plató—, convirtiéndose así en el primer sedán de la firma disponible en versión eléctrica, híbrida enchufable y de motor de combustión. El nuevo modelo incorporará tecnologías de conducción autónoma niveles 2 y 3, para las cuales se dejará de contar con Intel tras el acuerdo alcanzado el pasado 10 de marzo con Qualcomm, nuevo ‘partner’ tecnológico de la marca germana.
Pese a publicarse la pasada semana, el evento virtual de hoy sirvió para recordar el gran rendimiento económico que la agrupación firmó el pasado curso, con unos beneficios históricos de 12.463 millones de euros (+223,1%), máximos históricos también en ingresos, con 111.239 millones (+12,4%), y ganancias antes de impuestos de 16.060 millones (+207,5%).
La corporación aprovechará el buen momento para impulsar el cambio hacia una movilidad sostenible y la innovación tecnológica, especialmente a través de su nueva plataforma para VE, Neue Klasse. Esta se caracteriza por contar con un ecosistema informático y de software renovado, estar inspirada en los trenes de tracción eléctricos e incorporar una nueva generación de baterías de alto rendimiento y sostenibles a lo largo de todo su ciclo de vida. Sería la sexta que desarrolla el Grupo BMW, que confirmó que anunciará más detalles al respecto antes de que acabe 2022.
Reciclaje y fábricas sostenibles
A nivel medioambiental, además de fijarse el objetivo de ser climáticamente neutra en toda la cadena de valor antes de 2050, la marca confirmó que trabaja para reducir el consumo de componentes a través de políticas de reutilización. Actualmente, alrededor de un 30% de los materiales que componen sus automóviles son reciclados, que esperan elevar al 50% ya en la Neue Klasse. De cara a 2040, la BMW i Vision Circular se propone construir al 100% a partir de materiales secundarios, renovables y que sean completamente reciclables de nuevo.
Un enfoque que trasladará también a sus fábricas mediante el proyecto iFactory, un modelo basado en tres pilares: eficiencia, sostenibilidad y digitalización. Se implantará por primera vez en la nueva planta de Debrecen (Hungría), que abrirá sus puertas el 1 de junio y que producirá los primeros prototipos de la nueva arquitectura de vehículos. Gradualmente, el resto de sus fábricas se irán transformando desde esta perspectiva.
Ambición para el año en curso
El balance financiero con el que concluyó 2021 invita al optimismo de cara a los objetivos del ejercicio ya comenzado, pero las proyecciones de la corporación han estado influidas por dos factores clave. Por un lado, el actual conflicto en Ucrania les hace ser cautelosos en determinados aspectos, como las entregas, que quieren mantener a la par que en 2021, cuando sumaron 2.521.514 (+8,4%).
Por otro, y gracias al rendimiento económico del último año, la joint venture en China, BMW Brilliance Automotive (BBA), no solo ha sido ampliada, sino que desde febrero el grupo posee el 75% de acciones de la compañía, cuyos resultados se consolidarán con los del consorcio. Para la empresa, esto supone que el ebit, las ganancias antes de intereses e impuestos, y los ingresos en el sector de automoción crezcan significativamente en el próximo reporte.
Sin embargo, la guerra hará de contraparte en el margen operativo de dicha división y, de una proyección inicial del 8% al 10%, ha pasado a un intervalo del 7% al 9%. De hecho, la prudencia imperó al puntualizar que estas predicciones dependerán en gran medida de las sanciones a Rusia, el desarrollo de la situación en Ucrania y la evolución de la crisis de semiconductores.
